El todavía presidente Joseph Blatter tiró esta tarde la toalla como presidente de laFIFA. Convocó un Congreso extraordinario para celebrar elecciones y encontrar un sucesor a su puesto, cosa que debe suceder entre el próximo mes de diciembre y marzo de 2016. Hasta entonces, seguirá intentando realizar una remodelación del organismo. A buenas horas. Con perdón, dice el dicho que muerto el perro, muerta la rabia. Aunque en el caso de la FIFA no es así, sino todo lo contrario. Quien piense que porque se marche Blatter de la presidencia va a cambiar la FIFA de la noche a la mañana es que no tiene ni idea o se trata de algún medio anglosajón que lo han focalizado todo en la persona de Blatter, equivocadamente. El problema de la FIFA es estructural, empieza en la base de la pirámide y va subiendo escalones hasta llegar a la cúspide. Las sensacionalistas actuaciones del Departamento de Justicia de Estados Unidos fueron más una presión cara a las elecciones entre Joseph Blatter y el Príncipe Alí Bin Al Hussein que una verdadera operación de limpieza. Si quieren una nueva FIFA deben empezar desde abajo, desde el nivel de las Federaciones, luego las Confederaciones y acabar en el Comité Ejecutivo.
La pregunta que se hace el mundo del fútbol, el auténtico, el que no tiene intereses ocultos, es fácil: ¿Y ahora qué? Lógicamente, lo primero es ver quien da el paso adelante para acceder a las elecciones a la presidencia de la FIFA. Los dos precandidatos europeos que se presentaron fueron Luis Figo y Michael van Praag, aunque su renuncia antes de tiempo parece que les deja fuera de la carrera. ¿Qué hará ahora el Príncipe de Jordania? ¿Volverá su alteza a arriesgarse a que el mundo del fútbol le de otro revolcón?
Una candidatura fuerte sería la de Michel Platini, el presidente de la UEFA, que no quiso dar el paso definitivo para no enfrentarse a su amigo Joseph Blatter y pidió el apoyo para el Príncipe Alí. Aunque el ex crack francés le estuvo pidiendo hasta el último día que renunciara a su puesto con el ya famoso “¡Sepp, déjalo!”. Este martes ha declarado que “ha tomado una decisión valiente, no tenía otra salida”. Al menos queda la amistad entre ambos. Claro que de salida, Platini tendría delante a la mayoría de federaciones de Asia y África que acusan a Europa de haber protagonizado el acoso y derribo, junto a Estados Unidos, del presidente Joseph Blatter. Platini no dará ese paso sino cuenta con el apoyo mayoritario y un pacto de no beligerancia de las otras Confederaciones, algo difícil. En la UEFA manda absolutamente, está a gusto, mantiene una política futbolera, tiene buenas relaciones con la UE. La FIFA está demasiado politizada para él.
Candidato de Ásia y África
¿Presentará África y Asia un candidato común? Es complicado. Ahí conviven muchos intereses que sólo Blatter había sido capaz de aglutinar. Asia se divide claramente entre China, Corea y Japón que hacen su guerra particular y, a veces, van juntos. Luego está el gigante musulmán con numerosos países en los dos continentes y, finalmente, el África negra, que vuelve a estar más o menos dirigida por Issa Hayatou. Eso si, entre ambas Confederaciones controlan más de 100 votos, fueron ellos quieren lograron que Blatter saliera reelegido.
El bloque anglosajón teóricamente apoyaría a Michel Platini, aunque los estadounidenses han descubierto el ‘soccer’ y quieren entrar con fuerza en los órganos de dirección. Ahí existe la dualidad de lo que quiere la Federación ‘yankee’ dirigida por el millonario de origen indio Sunil Gulati y de las propias autoridades politicas del país. Igual sucede en la Confederación de la que forman parte, de la CONCACAF que reúne a asociaciones de Centroamérica y Norteamérica.
Queda la Conmebol que reúne a federaciones legendarias de Sudamérica pero que han perdido a líderes históricos como Julio Grondona, Nicolás Leoz (muy enfermo) o Joao Havelange (muy viejo). Ellos llegaron a controlar a la FIFA pero se les fue de las manos con la ‘delegación’ que hicieron en la figura de Joseph Blatter,antiguo secretario general que llegó a presidente y se mantuvo por cuatro mandatos, hasta que al quinto dimitió.
Figura de consenso
Una salida sería lograr una figura de consenso que liderara a un Comité Ejecutivo fuerte y ‘limpio’. Porque es de suponer que los actuales miembros, algunos de ellos elegidos en el último Congreso de FIFA, pondrán su cargo a disposición del nuevo presidente, aunque haya vicepresidentes en representación de cada Confederación. Por cierto, ¿que hará ahora el inglés David Gill que dimitió tras ser nombrado por oponerse a la continuidad de Blatter?
En principio por estatutos de la FIFA, salvo que se cambien, esa persona debe salir de la estructura del fútbol. No se puede ir a buscar a alguien con reconocido prestigio en otros campos que ejerza de pacificador porque las relaciones entre las diferentes Confederaciones se han enrarecido mucho en los últimos tiempos y más que se van a complicar tras la marcha de Blatter.
Aunque suene extraño por la campaña de descrédito que sufre en el fútbol español, Ángel Villar podría ser uno de esos candidatos. A su favor está el apoyo que tiene en UEFA, África, Conmebol , CONCACAF y hasta Asia. En su contra que se ha destacado como uno de los más fieles colaboradores de Joseph Blatter. Aunque idéntica fidelidad ha mantenido en Europa a Michel Platini. Él es así y no lo van a cambiar. Y lo primero que habría que lograr es que diera el paso adelante, cosa que no le apetece mucho. La dimisión de Blatter y como se ha producido ha sido un auténtico golpe para él. La politización del fútbol le trae a mal traer.
Duelo Putin-Obama
La dimisión de Joseph Blatter tiene una segunda lectura mucho más importante que la simplemente futbolística. El pulso se desplaza ahora a Washington y Moscú, a los gobiernos que encabezan Barak Obama y Vladimir Putin. Ya se enzarzaron agriamente cuando el Departamento de Justicia detuvo en Zurich de forma aparatosa y con filtración previa a los medios estadounidenses a siete dirigentes de la FIFA acusados de corrupción,aunque la mayoría de delitos no fueran exactamente relacionados con el organismo. La maniobra fue clara para incidir en la reelección de Blatter. Rusia lo denunció y el propio Putin dio su apoyo público al que todavía es presidente de la FIFA, aunque haya dimitido.
Rusia está convencida, y no le falta razón, que tras todo lo sucedido hay una clara maniobra para tratar de desposeerla dela organización de la Copa del mundo de 2018, igual que sucede con Qatar 2022. No es ningún secreto que Inglaterra y Estados Unidos llevan tiempo trabajando en la sombra. Concretamente desde que en el 2010 fueron derrotados de forma humillante en las votaciones. España y Portugal, gracias al trabajo de Villar y federación portuguesa (los dos gobiernos no movieron un dedo) sacaron más votos que Inglaterra. Estados Unidos no perdonó tampoco la afrenta de que un minúsculo pero rico país como Qatar les goleara.
Justo antes de la dimisión de Blatter, hasta la Comunidad Europea se alineó en contra suya. Putin, lógicamente, ha puesto a trabajar a toda su maquinaria. Se supone que el antiguo aparato de información soviética (ex KGB) debe estar buscando información ‘caliente’ sobre determinados dirigentes del fútbol que ahora serán candidatos a la presidencia de la FIFA. Su objetivo estrella, cuentan, es un dirigente europeo relacionado con la banca de un país pequeño en que mucha gente de la extinta URS ha depositado habitualmente sus fortunas.
Lo que queda claro es que el sucesor de Joseph Blatter no va a ser simplemente le presidente de una organización futbolística como es la FIFA. Quien piense eso, o siento, se equivoca de plano. Vamos a asistir a una auténtica batalla por el control del negocio del balón a nivel mundial, de Confederaciones y de Asociaciones. Quien acepte el reto de ser el sucesor de Joseph Blatter debe saber que va camino de ser un títere de los mayores poderes políticos. Pobre fútbol. Y, de paso, no es exagerado pensar en la posibilidad de una escisión de la FIFA entre las diversas Confederaciones. Sólo les mantiene unidos el negocio del mundial y en eso también existe pugna por quitarles la Copa del mundo a Rusia en 2018 y a Qatar en 2022.