Un grupo armado libio asaltó este viernes la sede del consulado de Túnez en Trípoli y secuestró a diez diplomáticos y funcionarios, informó el ministerio tunecino de Asuntos Exteriores en un comunicado.
La cancillería no identificó al grupo y se limitó a considerar la acción como "un ataque a la soberanía nacional y una flagrante violación de la ley internacional y de las normas diplomáticas que garantizan la seguridad del personal de las misiones diplomáticas y consulares".
"Observamos con preocupación este incidente y trabajamos en colaboración con otros responsables en la región para liberar lo antes posible a los diplomáticos y preservar su integridad física", indicó el ministerio, que instó a sus nacionales a permanecer en Libia "solo si es absolutamente necesario".
Los ciudadanos tunecinos no deben viajar a Libia en las actuales circunstancias salvo en caso de extrema necesidad y los expatriados residentes deben "aumentar la vigilancia en sus desplazamientos y abandonar ese territorio en caso de necesidad", agregó.
Medios locales especulan con la posibilidad de que la acción esté directamente relacionada con decisión de la Justicia tunecina de mantener preso a Walid al Qalib, considerado cabecilla de una facción yihadista.
La detención de Al Qalib, jefe de una de las katibas que integran la plataforma de milicias "Fayer Libia", afín al Gobierno libio considerado rebelde de Trípoli, ya causó que hombres armados detuvieran a más de 170 ciudadanos tunecinos en Libia, que fueron después liberados en tres tandas.
A Al Qalib, emparentado con el ministro libio de Justicia en la capital y arrestado en el aeropuerto procedente de Turquía, se le acusa de tráfico de armas y de vínculos con el EI, acusación esta última que ha admitido, según su abogado.
La guerra civil que padece Libia, un Estado sumido en el caos desde que en 2011 la comunidad internacional contribuyó a derrocar el régimen de Muamar al Gadafi, afecta de forma significativa a Túnez, país con el que comparte frontera.
Desde hace casi un año, dos periodistas tunecinos, Sofièn Churabi y Nadhir Ktari, permanecen en paradero desconocido en el este de Libia, donde al parecer fueron secuestrados por la rama libia del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que combate en Siria e Irak.
En los últimos seis meses se ha anunciado en dos ocasiones en las redes sociales su ejecución, un supuesto asesinato a manos del EI que las autoridades tunecinas no han confirmado.
Según expertos locales, Túnez es el principal proveedor de combatientes al Estado Islámico, ya que más de 3.000 de sus ciudadanos se han sumado a sus filas en Irak y Siria y en torno a 600 en Libia.
El asalto al consulado se produce escasas horas después de que la policía tunecina anunciara la detención de una decena de extremistas locales, miembros de una presunta red que captaba y enviaba voluntarios a combatir a Siria.
Según el ministerio de Interior, los diez extremistas fueron detenidos ayer en el municipio de Hammán Lif, en el extrarradio de la capital, y fueron puestos a disposición judicial tras ser acusados de relacionarse directamente con un yihadista que regresó de Siria.
Esta es la segunda red de este tipo que ha sido desarticulada en la última semana después de que otras cuatro personas fueran detenidas en la ciudad de Mahdia, en el sureste del país, por hechos similares.
EFE
La cancillería no identificó al grupo y se limitó a considerar la acción como "un ataque a la soberanía nacional y una flagrante violación de la ley internacional y de las normas diplomáticas que garantizan la seguridad del personal de las misiones diplomáticas y consulares".
"Observamos con preocupación este incidente y trabajamos en colaboración con otros responsables en la región para liberar lo antes posible a los diplomáticos y preservar su integridad física", indicó el ministerio, que instó a sus nacionales a permanecer en Libia "solo si es absolutamente necesario".
Los ciudadanos tunecinos no deben viajar a Libia en las actuales circunstancias salvo en caso de extrema necesidad y los expatriados residentes deben "aumentar la vigilancia en sus desplazamientos y abandonar ese territorio en caso de necesidad", agregó.
Medios locales especulan con la posibilidad de que la acción esté directamente relacionada con decisión de la Justicia tunecina de mantener preso a Walid al Qalib, considerado cabecilla de una facción yihadista.
La detención de Al Qalib, jefe de una de las katibas que integran la plataforma de milicias "Fayer Libia", afín al Gobierno libio considerado rebelde de Trípoli, ya causó que hombres armados detuvieran a más de 170 ciudadanos tunecinos en Libia, que fueron después liberados en tres tandas.
A Al Qalib, emparentado con el ministro libio de Justicia en la capital y arrestado en el aeropuerto procedente de Turquía, se le acusa de tráfico de armas y de vínculos con el EI, acusación esta última que ha admitido, según su abogado.
La guerra civil que padece Libia, un Estado sumido en el caos desde que en 2011 la comunidad internacional contribuyó a derrocar el régimen de Muamar al Gadafi, afecta de forma significativa a Túnez, país con el que comparte frontera.
Desde hace casi un año, dos periodistas tunecinos, Sofièn Churabi y Nadhir Ktari, permanecen en paradero desconocido en el este de Libia, donde al parecer fueron secuestrados por la rama libia del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que combate en Siria e Irak.
En los últimos seis meses se ha anunciado en dos ocasiones en las redes sociales su ejecución, un supuesto asesinato a manos del EI que las autoridades tunecinas no han confirmado.
Según expertos locales, Túnez es el principal proveedor de combatientes al Estado Islámico, ya que más de 3.000 de sus ciudadanos se han sumado a sus filas en Irak y Siria y en torno a 600 en Libia.
El asalto al consulado se produce escasas horas después de que la policía tunecina anunciara la detención de una decena de extremistas locales, miembros de una presunta red que captaba y enviaba voluntarios a combatir a Siria.
Según el ministerio de Interior, los diez extremistas fueron detenidos ayer en el municipio de Hammán Lif, en el extrarradio de la capital, y fueron puestos a disposición judicial tras ser acusados de relacionarse directamente con un yihadista que regresó de Siria.
Esta es la segunda red de este tipo que ha sido desarticulada en la última semana después de que otras cuatro personas fueran detenidas en la ciudad de Mahdia, en el sureste del país, por hechos similares.
EFE