Casi dos millones de personas necesitan asistencia sanitaria urgente en Libia, un país donde más del 20 por ciento de los hospitales están cerrados y donde se está detectando un incremento de enfermedades infecciosas, según denunció este miércoles el ministro de salud libio, Reida El Oakley.
El funcionario denunció que incluso en los hospitales que funcionan se percibe una "carencia extrema" de personal sanitario y una "muy escasa" disponibilidad de medicamentos.
Asimismo, denunció la "falta de vacunas" por lo que los índices de inmunización están cayendo considerablemente y hay miedo de que puedan surgir brotes de enfermedades como el sarampión.
El Oakley indicó, además, que se ha detectado un aumento de los casos de tuberculosis, malaria, VIH-sida y otras enfermedades a causa de que "el sistema de vigilancia ha colapsado".
"Además, el flujo de inmigrantes provenientes de África no cesa. Y como no hay seguridad ni control, nadie los controla y por supuesto no se les hacen test sanitarios", agregó el ministro.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo 37 por ciento de los centros de atención primaria está funcionado; un 49 % lo hace parcialmente; un 10 por ciento no funciona, y un 4% se está rehabilitando.
Ante esta situación, el ministro se lamentó de "que el Banco Mundial siga considerando a Libia un país rico porque tiene petróleo".
Además, Oakley se lamentó que la ONU considere a Libia "un país de alto riesgo, porque así nadie viene a ayudarnos, ningún funcionario internacional se queda permanentemente".
El ministro pidió que "más allá de los problemas políticos del país y del eventual acuerdo para alcanzar un gobierno de unidad nacional, el mundo debe reconocer y reaccionar ante la emergencia humanitaria. EFE