Después de media vida debatiendo si la pizza es sana o perjudicial para la salud, ahora resulta que lo peor no es el alimento en sí sino el envoltorio. Así lo vienen denunciando desde hace años varios estudios y organizaciones de consumidores en Estados Unidos, y la Food and Drug Administration (FDA) ha acabado dándoles la razón.
Con este movimiento, el país norteamericano ha prohibido el uso de químicos de la familia de los perfluorocarbonos (PFCs), que actúan como repelentes para que las cajas no se empapen con el aceite o el agua de los alimentos. En su informe, la FDA apunta que la toxicidad de sustancias similares hacen que "ya no exista una certeza razonable de que su contacto con los alimentos no cause daños".
Además de las cajas de pizza, estos componentes también son utilizados en algunos tipos de sobres de cotufas para microondas, envoltorios de pastelería, cajas de comida para llevar, platos de papel, utensilios de cocina e incluso en varios envases de comida para mascotas.
El peligro de estas sustancias está en lo que se conoce como "biopersistencia", que quiere decir que nuestro organismo no las puede digerir completamente. Tras la sentencia, la prohibición de estos químicos se materializó a mediados de este mismo mes, aunque el plazo para presentar alegaciones termina el 3 de febrero.
Ya el año pasado se escenificó la batalla contra estos químicos cuando 200 científicos de todo el mundo firmaron el que se conoce como La Declaración de Madrid, en el que se pide la retirada de estos químicos que, según los estudios, pueden afectar al desarrollo fetal y de los recién nacidos, al funcionamiento de las hormonas, al hígado y a los sistemas reproductivo e inmunitario.
Aunque en Estados Unidos ya se había detenido la producción de estos tres químicos, al no estar prohibida aun había empresas que podrían incluirlos en sus cajas importadas de China o India.
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