(AP) — El gobierno cuestionó a la oposición de centroizquierda por su apoyo a la huelga nacional de dos días convocada para esta semana por trabajadores, a la que también adhieren los estudiantes.
El vocero oficial, ministro Andrés Chadwick, acusó a la oposición de “ponerse para la foto” por adherir al paro llamado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), una central sindical que representa a un millón de los 7,8 millones de trabajadores que integran la fuerza laboral.
Arturo Martínez, presidente de la CUT, indicó que exigen reformas previsionales, tributarias, más inversión en salud y educación, fin al lucro en la enseñanza y una nueva constitución.
La ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, aseveró que tiene correos electrónicos que prueban que la dirigencia de la CUT instruyó para que, “vía fuerza, impedir que la gente pueda trabajar”. En tanto el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, advirtió que se descontará el día a los empleados fiscales.
Las movilizaciones estudiantiles comenzaron tres meses atrás y aunque el gobierno del presidente Sebastián Piñera respondió con un paquete de medidas a sus demandas, el tema del lucro continúa separando a ambas partes.
El lucro en la educación secundaria y universitaria es una de las preocupaciones principales de los estudiantes, que semanalmente protestan con marchas y concentraciones.
La alumna Gloria Negrete, de 18 años, que hoy cumple 35 días en huelga de hambre, dijo a radio Cooperativa que sólo depondrá el ayuno si hay “una respuesta del presidente Sebastián Piñera y un pronunciamiento del ministro de Educación, que nos dé la base para poder bajarnos”.
Los estudiantes presentaron un petitorio con 17 puntos que incluyen el fin de lucro, que los colegios no dependan más de las municipalidades y una reforma constitucional para garantizar una enseñanza pública gratuita y de calidad.
El gobierno respondió con un paquete de 21 medidas que incluyen un aporte extraordinario y gradual de 4.000 millones de dólares, más becas, reforzamiento de la enseñanza técnico-profesional y reprogramaciones a los alumnos atrasados en los pagos de sus créditos, junto con una rebaja del 5,6% al 2% de los intereses de los préstamos con aval del Estado.
A nivel básico y secundario, Chile destina un promedio de 2.000 dólares anuales por cada alumno, frente a los 7.500 dólares que invierten los países más desarrollados, según un informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que estudió la situación educacional entre sus miembros.
De los 3,3 millones de estudiantes básicos y secundarios, 31% acude a escuelas particulares subvencionadas por el Estado, lo que origina distintas calidades de enseñanza dependiendo de los ingresos de los padres; 54% asiste a colegios municipales, en los que la calidad depende de si son municipios pobres o ricos y el 9% restante a escuelas privadas.
Las universidades privadas, que nacieron en plena dictadura (1973-1990), no respetan la ley que les prohibe lucrar, según coincidentes expertos.
En la educación terciaria “tenemos lejos los aranceles más caros del mundo”, según el rector de la Universidad de Santiago, Juan Manuel Zolezzi, los que son pagados mayoritariamente por las familias.