Wendy, una espigada rubia que dejó de ser Alexis en el quirófano, e Ignacio, un gay opositor con VIH, se casarán el sábado en La Habana, el mismo día en que cumple 85 años el líder Fidel Castro, en la primera boda de su tipo en Cuba, nada exenta de polémica.
Para la feliz pareja su casamiento "marca una nueva etapa en Cuba" y es un "regalo" a Fidel Castro, quien hace un año admitió su responsabilidad en la exclusión que sufrieron los homosexuales en los años 1960, cuando eran recluidos en campos de trabajo.
"No es un acto de provocación. Es un reconocimiento, por primera vez en 52 años de revolución reconoció su culpa, aunque eso no lo exime completamente", dice a la AFP Ignacio Estrada, de 31 años, tras acompañar a su novia a escoger el ramo a la floristería 'Aves del Paraíso', en una concurrida esquina de La Habana.
A los 37 años, Wendy Iriepa cumple el "sueño de toda mujer", tras haber sido sometida en 2007 a la cirugía de cambio de sexo gratis, una operación aprobada por gestión del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), que dirige la sobrina de Fidel, Mariela Castro, hija del presidente Raúl Castro.
"Es algo maravilloso. Seremos la primera boda gay en Cuba. No quiero que sea vista como algo político, aunque es un regalo para Fidel y no me preocupa lo que piense el gobierno", afirma Wendy, quien antes de comprometerse en matrimonio era ex promotora de salud del Cenesex, muy cercana a la directora.
Ella cuenta que Mariela rechazó ser su madrina cuando supo que se casaba con un opositor. Ahora lo será la bloguera opositora Yoani Sánchez, quien anunció con un "¡No se lo pierdan! "cobertura minuto a minuto vía Twitter".
"Han colocado a nuestro país en el tercer milenio, en el anhelado tiempo del 'ahora'", escribió la madrina en su blog (http://desdecuba.com/generaciony/).
En Cuba, donde ya se han realizado 16 operaciones de cambio de sexo, las uniones gay no están legalizadas, pero su aprobación ya está solicitada en el Parlamento por el CENESEX.
No obstante, las nupcias del sábado son posibles porque Wendy tiene ya su carné de identidad con su nombre de mujer, el cual muestra a la AFP extendiendo con orgullo su delicada mano de largas uñas pintadas. "Alexis ya no existe", asegura sonriendo.
Ignacio dice haber quedado sin aliento cuando vio a Wendy entrar en las oficinas del Cenesex el 13 de mayo. Dos días después la invitaba a salir. A la semana ya vivían juntos. Tres meses después: la boda. Un amor meteórico, "química total" en el decir de Wendy.
"Siempre dije que era gay. Pero con Wendy es totalmente diferente, por primera vez en mi vida me confieso confundido, hoy no sé ni lo que soy, lo que realmente sé es que estoy enamorado de una mujer", afirma a la AFP.
Wendy no se hace problema con eso. "Es gay pero es hombre, tiene un pene y me hace feliz. El es una cajita de sorpresas. Yo tuve un pene, que usé en una época porque tuve que prostituirme. Si debo recurrir a un juguete sexual para complacerlo, lo voy a hacer", dice resuelta.
Y así... todo listo: la ceremonia con el notario en el Palacio de los Matrimonios, la torta, el brindis y el bouquet con cintas de colores -emblema de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales).
"Nuestra boda será un canto a la libertad, por los derechos de la comunidad LGBT", dice el ansioso novio.
Esta semana Wendy se hizo los últimos ajustes en su sensual vestido blanco y largo. Strapless, para mostrar su mayor orgullo: un par de generosos senos logrados con hormonas, en los que, dice, "aquí sí no hay cirugía".
El casamiento, al que están invitados opositores -incluidas las Damas de Blanco-, diplomáticos de la Sección de Intereses de Washington en La Habana, activistas de la comunidad LGBT, el CENESEX, la propia Mariela y hasta los curiosos, los ha dejado, según Ignacio, sin dinero para la tradicional luna de miel.
"Arriba de nuestra cama nos envolvemos en la bandera de la diversidad, cualquier cosa puede pasar ahí. Somos una gama de colores", dice sin embargo una ilusionada Wendy. "Vamos a tener más miel desde la luna", suspira su futuro esposo.
AFP