La imagen de España que se hayan llevado esta mañana los lectores de “The New York Times” no es precisamente la que puede atraer al turismo familiar.
Un reportaje publicado por el diario describe a España como una especie de paraíso de la prostitución, hasta el punto de que muchos jóvenes franceses y de otros estados europeos cruzan la frontera de la Junquera para tener sexo de pago, especialmente con mujeres inmigrantes prácticamente “esclavizadas”.
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El artículo apunta que mientras la economía española sufre la crisis, el mercado de la prostitución ha experimentado un “boom” y el negocio del sexo es fácil de ver en las calles tanto de pequeñas localidades como de grandes ciudades. Incluso se asegura que, en España, está muy aceptado que los negocios se cierren con la visita a un burdel.El periódico dice que la Junquera solía ser una ciudad fronteriza tranquila donde descansaban los camioneros y los franceses venían a buscar “productos típicos de cerámica y cuero”. Pero ahora, “la prostitución es un gran negocio aquí, como lo es en otras partes de España, donde es esencialmente legal”.Y recoge el caso de los dos clanes de nacionalidad rumana desarticulados por la Policía Nacional que explotaban sexualmente a mujeres, a las que tatuaban códigos de barras si intentaban fugarse.En el pasado, según el “New York Times”, la mayoría de los clientes eran hombres de mediana edad. Pero el nuevo supuesto “boom”, según los expertos a los que ha consultado, se alimenta en gran parte del deseo de los jóvenes.“Muchos de ellos viajan en paquetes para el fin de semana, aprovechando los viajes baratos” desde distintos puntos de Europa. “Los jóvenes solían ir de discotecas”, dice al diario Francina Vila i Valls, concejal en el Ayuntamiento Barcelona. “Pero ahora van a los burdeles. Es solo otra forma de entretenimiento para ellos”.Reunión en el burdel
La periodista que firma el artículo afirma que miles de mujeres se ven obligadas a trabajar -a menudo por un salario muy bajo debido a la crisis económica- en distintos ambientes, desde clubes de lujo y apartamentos privados a complejos industriales y carreteras solitarias. Para el periódico, la causa del “boom” va desde las leyes de inmigración -”poco rigurosas hasta 2010″- hasta la creciente demanda de servicios sexuales de jóvenes turistas, aunque también hay un “mercado local”.Alude a un informe de 2009 de Naciones Unidas, que dice que el 39% de los hombres españoles reconocían haber visitado a una prostituta al menos una vez. “Aquí está ampliamente aceptado que las reuniones de negocios terminen en una cena y una visita a un burdel”, continúa el reportaje. Así ven España.