El Jardín Gramacho, un gigantesco vertedero de basura en las afueras de Río de
Janeiro que era considerado como el mayor de América Latina, cerró finalmente
sus puertas este domingo y ahora pasará por un proceso de recuperación
ambiental.
El último camión en despejar basura en un vertedero al aire
libre bautizado irónicamente como jardín abandonó Gramacho hoy poco antes de una
ceremonia oficial que sirvió para marcar el cierre del basurero y en la que
participó el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, y la ministra brasileña de
Medio Ambiente, Izabella Teixeira.
En el local, de 1,3 millones de metros
cuadrados, quedó una montaña con cerca de 60 millones de toneladas de basura que
prácticamente extinguió un manglar vecino y contaminó las aguas de la Bahía
Guanabara, que bañan las playas de la zona norte de Río de Janeiro y de locales
turísticos como la Isla de Paquetá.
"Estamos dando fin a un crimen
ambiental que hace más de 30 años contaminaba Río de Janeiro", aseguró a Efe el
alcalde de la ciudad, que simbólicamente colocó un candado en la entrada del
vertedero.
"Para sustituirlo construimos el Centro de Tratamiento de
Residuos Sólidos más moderno de América Latina", agregó Paes al referirse a la
planta que funciona hace algunos meses en Seropédica, a 75 kilómetros de la
ciudad.
El Jardín Gramacho recibió durante 34 años la mayor parte de la
basura procedente de Río de Janeiro y de Duque de Caxias, el municipio del área
metropolitana de Río en que queda el vertedero.
Al local llegaba parte de
las 8.400 toneladas de residuos generadas diariamente por Río de Janeiro y que
era arrojada en montañas al aire libre en donde era disputada por aves de rapiña
y por 1.603 personas que vivían de recoger material reciclable.
Fue
precisamente el destino de estos recicladores el que atrasó en algunos meses el
cierre de un vertedero que estaba amenazado de extinción, ya que la intención de
la alcaldía siempre fue cerrarlo antes de la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Desarrollo Sustentable Río+20 que la ciudad acogerá entre el 20 y el 22 de
este mes.
Los meses de seguidos aplazamientos fueron necesarios para
negociar la indemnización que recibirán por haber perdido su fuente de trabajo
(14.000 reales o 7.000 dólares) y los cursos de capacitación que podrán
aprovechar para buscar otras formas de ganarse la vida.
"Vamos a usar el
modelo de Río de Janeiro para cerrar todos los vertederos del país. Esta
ceremonia marca un gran avance para el área ambiental y para el país", aseguró
la ministra de Medio Ambiente.
Jardín Gramacho llegó a recibir cerca de
6.000 toneladas de basuras por día, pero en los últimos meses, con la entrada en
operación del Centro de Tratamiento de Seropédica, ese volumen cayó a cerca de
2.000 toneladas.
En el área del vertedero, en el que será realizado un
proceso de recuperación ambiental, continuará funcionando una planta que
aprovecha el gas metano generado por el material orgánico en descomposición para
generar electricidad.
A la ceremonia de cierre del Jardín Gramacho
también acudieron algunos de los recicladores que trabajaban en el vertedero
para, como dijeron, "enterrar la ropa que usaban para trabajar" y conmemorar una
nueva vida.
Algunos, sin embargo, admiten que seguirán viviendo de
recolectar basura reciclable, aunque en otros locales.
EFE