El general turco Ilker Basbug, exjefe del Estado mayor (2008-2010), fue condenado a cadena perpetúa por encabezar la trama golpista Ergenekon, definida como "terrorista" por el tribunal que dictó la sentencia.
Basbug fue condenado por "conspirar para derrocar al Gobierno" en un juicio que ha durado cinco años y en el que se dictan hoy las sentencias para 275 acusados, 66 de ellos en prisión preventiva.
El tribunal absolvió a 21 encausados, mientras que 15 personas -hasta el momento- fueron condenados a cadena perpetua, entre ellos el propio Basbug y otros cinco generales retirados, así como tres excoroneles, políticos, periodistas y abogados.
Otro centenar de personas recibió sentencias de entre 2 y 49 años de cárcel por participar en la red golpista que pretendía derribar el Gobierno islamista moderado.
Entre los condenados hay militares de alta graduación, periodistas, empresarios, antiguos rectores y profesores universitarios, así como políticos y exdiputados de partidos nacionalistas laicos.
En las afueras de la prisión de alta seguridad de Silivri, a 70 kilómetros de Estambul, donde se está dando lectura al veredicto, la gendarmería ha utilizado gases lacrimógenos contra cientos de manifestantes que han protestado por la decisión de los jueces.
Centenares de agentes de la gendarmería, con el apoyo de numerosos soldados, se han desplegado junto a tanquetas de agua a presión en los alrededores de la prisión para hacer frente a posibles protestas.
En el "macrojuicio", que empezó en octubre de 2008, la fiscalía había pedido 64 cadenas perpetuas por los planes golpistas para derrocar el Gobierno islamista moderado liderado por Recep Tayyip Erdogan.
Los fiscales acusan a la supuesta trama de planear asesinatos y atentados para causar disturbios y allanar así el camino para un golpe militar que desalojara al Ejecutivo del poder.
La oposición laica y algunos grupos de activistas proderechos consideran que el juicio está politizado y que se utiliza a la Justicia para purgar de las Fuerzas Armadas a quienes discrepan del rumbo del Gobierno islamista moderado.
Las detenciones de gran número de generales retirados y altos oficiales en activo eran impensables hasta hace pocos años en Turquía, donde el Ejército había disfrutado de un estatus intocable como uno de los bastiones del laicismo en el país.
Basbug fue condenado por "conspirar para derrocar al Gobierno" en un juicio que ha durado cinco años y en el que se dictan hoy las sentencias para 275 acusados, 66 de ellos en prisión preventiva.
El tribunal absolvió a 21 encausados, mientras que 15 personas -hasta el momento- fueron condenados a cadena perpetua, entre ellos el propio Basbug y otros cinco generales retirados, así como tres excoroneles, políticos, periodistas y abogados.
Otro centenar de personas recibió sentencias de entre 2 y 49 años de cárcel por participar en la red golpista que pretendía derribar el Gobierno islamista moderado.
Entre los condenados hay militares de alta graduación, periodistas, empresarios, antiguos rectores y profesores universitarios, así como políticos y exdiputados de partidos nacionalistas laicos.
En las afueras de la prisión de alta seguridad de Silivri, a 70 kilómetros de Estambul, donde se está dando lectura al veredicto, la gendarmería ha utilizado gases lacrimógenos contra cientos de manifestantes que han protestado por la decisión de los jueces.
Centenares de agentes de la gendarmería, con el apoyo de numerosos soldados, se han desplegado junto a tanquetas de agua a presión en los alrededores de la prisión para hacer frente a posibles protestas.
En el "macrojuicio", que empezó en octubre de 2008, la fiscalía había pedido 64 cadenas perpetuas por los planes golpistas para derrocar el Gobierno islamista moderado liderado por Recep Tayyip Erdogan.
Los fiscales acusan a la supuesta trama de planear asesinatos y atentados para causar disturbios y allanar así el camino para un golpe militar que desalojara al Ejecutivo del poder.
La oposición laica y algunos grupos de activistas proderechos consideran que el juicio está politizado y que se utiliza a la Justicia para purgar de las Fuerzas Armadas a quienes discrepan del rumbo del Gobierno islamista moderado.
Las detenciones de gran número de generales retirados y altos oficiales en activo eran impensables hasta hace pocos años en Turquía, donde el Ejército había disfrutado de un estatus intocable como uno de los bastiones del laicismo en el país.
EFE