Rusia puso en marcha hoy estrictas medidas de seguridad cuando falta un mes para los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, tras los dos atentados suicidas que estremecieron el país a finales de 2013.
El deporte ha pasado por el momento a un segundo plano y la seguridad se ha convertido en la prioridad para el país anfitrión tras la muerte de 34 personas en los dos atentados cometidos en un plazo de 24 horas el 29 y 30 de diciembre pasado en la ciudad de Volgogrado.
Pese a que faltan aún cuatro semanas, el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) cerrará el acceso por tierra y mar al municipio de Sochi, al que sólo podrán acceder aquellos vehículos y barcos con registro local o acreditación olímpica.
Además, hoy mismo entraron en servicio todas las unidades (23.000 efectivos) del Ministerio para Situaciones de Emergencia que se encargarán de garantizar la seguridad de deportistas y aficionados entre el 7 y 21 de febrero.
"Vigilaremos todas las instalaciones. Funcionará un sistema de control espacial. Las medidas de seguridad durante los Juegos de Invierno serán de nivel mundial", afirmó el ministro de Emergencias, Vladímir Puchkov.
A esto se sumarán 42.000 agentes de la policía y 10.000 efectivos del Ministerio del Interior, los sistemas de misiles antiaéreos Pantsir que vigilarán los cielos y los buques de la Armada que eliminarán cualquier amenaza que provenga del mar Negro.
Aunque la guerrilla islamista del Cáucaso ha amenazado con abortar los Juegos, a nadie se le pasa por la cabeza un posible aplazamiento de los mismos, que se perfilan como los más caros de la historia con un gasto previsto de 50.000 millones de dólares (1,525 billones de rublos).
El presidente ruso, Vladímir Putin, asistió el sábado al ensayo de la ceremonia de apertura en el Estadio Olímpico Fisht, cuyos detalles, como es tradicional, se mantienen en un absoluto secreto.
Además, comprobó personalmente el estado de las pistas de esquí de fondo y de biatlón en Krásnaya Poliana, y también disputó un partido de hockey sobre hielo en el pabellón Bolshói junto a un equipo de viejas glorias.
También tuvo tiempo de visitar el centro habilitado para los medios de comunicación y varios complejos hoteleros, y tomó el tren para inspeccionar el parque olímpico, que se encuentra cerca de la costa.
Putin, un gran aficionado a los deportes de invierno, viajó a Sochi tras efectuar una visita sorpresa el primer día del año a Volgogrado, antigua Stalingrado, para rendir memoria a los fallecidos en los atentados.
Lo que parece que no dará problemas a los organizadores es la sempiterna falta de nieve, ya que estos han almacenado 16 millones de metros cúbicos, en previsión de que las temperaturas sean demasiado altas.
Además de clásicos depósitos y de los camiones que recogen la nieve que cae de las cimas de las montañas de la zona, existen cientos de cañones junto a los pistas que aprovechan el agua de los lagos para fabricar nieve.
Por el momento, este invierno es de los más cálidos que se recuerdan en la parte europea de Rusia y en Moscú las temperaturas apenas bajan de los cero grados desde hace semanas.
Lo que también parece haber pasado a un segundo plano es el posible boicot por parte de algunos dirigentes políticos occidentales contra Rusia por sus políticas homófobas.
"El objetivo de la competición no es que 20 o 30 líderes vengan a la ceremonia de apertura", aseguró al respecto el presidente del Comité Olímpico Ruso Alexandr Zhúkov.
De todas formas, el Kremlin ya no albergaba esperanzas de que los presidentes de EE. UU., Barack Obama; Francia, Francoise Hollande, o la canciller alemana, Angela Merkel, viajaran al balneario del mar Negro a honrar a Putin.
Además, el Comité Olímpico Internacional echó un cable a Rusia y un jarro de agua fría a los activistas al advertir que queda permanentemente prohibido manifestarse públicamente contra las leyes rusas en las instalaciones deportivas.
Mientras algunos deportistas abiertamente homosexuales han criticado a Rusia por sus políticas discriminatorias e incluso llamaron a boicotear los Juegos, Putin ha dicho que todos los deportistas y aficionados serán bienvenidos a Sochi, independientemente de su nacionalidad, raza u orientación sexual.
Putin, que ha criticado la legalización del matrimonio homosexual en Occidente, insiste en que los gais no sufren ningún tipo de discriminación en este país y que tienen los mismos derechos que el resto.
Además, contra todo pronóstico, el líder ruso autorizó las manifestaciones en el territorio de Sochi, aunque en zonas especiales y sólo tras recibir autorización del Ayuntamiento, del FSB y del Ministerio del Interior.EFE