(Oslo, 10 de diciembre. AFP) - La gran figura mundial del combate en favor de la educación de las niñas, la adolescente pakistaní Malala Yousafzai, y un veterano activista de los derechos de los niños, el indio Kailash Satyarthi, recibirán este miércoles el premio Nobel de la Paz.
Solamente tiene 17 años, pero la vida de Malala ya ha llenado libros enteros. Ha sido invitada a la Casa Blanca, al palacio de Buckingham o en el estrado de la ONU, ha escrito su autobiografía y ha recibido múltiples recompensas.
“En este mundo en el que nos creemos tan modernos y desarrollados, porqué hay tantos países donde los niños no piden un Ipad o un ordenador sino simplemente un libro o un bolígrafo?” dijo Malala el martes en rueda de prensa en el Instituto Nobel de Oslo.Con el Nobel se convierte en la más joven galardonada de la Historia, y su historia particular no termina ahí. En el mundo 57,8 millones de menores sin escolarizar necesitan voces que los defiendan, en especial los 30,6 millones que son niñas.
La adolescente adquirió fama mundial poniendo su propia vida en juego. El 9 de octubre de 2012,los talibanes interceptaron su bus escolar en su valle natal de Swat y le dispararon una balazo en la cabeza, tras acusarla de profanar el islam.
Jóvenes militantes
Por primera desde el intento de asesinato, el uniforme escolar que llevaba cuando sucedió el atentado será expuesto, con las manchas de sangre, en el centro Nobel de Oslo esta semana.
Dos compañeras de clase que también resultaron heridas en el atentado viajaron para asistir a la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz, que como es habitual, se celebra en el ayuntamiento de Oslo en presencia del rey Harald de Noruega.
Este grupo, cuyo nombre se traduce literalmente como “la educación occidental es un pecado” conmocionó al planeta entero este año al secuestrar a 276 estudiantes.Para demostrar que no es una voz aislada, Malala invitó a otras tres militantes de la causa de las niñas: una paquistaní que lucha desde hace ocho años para obtener justicia después de haber sido agredida sexualmente, una joven refugiada siria y una nigeriana de 17 años proveniente de una región asolada por el grupo islamista Boko Haram.
“Desgraciadamente, esta gente que lucha contra la educación carecen ellos mismos de educación o han sido adoctrinados” estimó Malala, que nunca dejó de vestir el tradicional velo.
Menos conocido por el gran público, el indio Satyarthi lucha desde 1980 para sacar a los miles de niños indios que trabajan en fábricas, en régimen de cuasi esclavitud.
“Cuando un solo niño corre peligro todo el mundo corre peligro. Cuando un niño no puede tener acceso a la educación es todo el mundo que carece de luz, en mi opinión” dijo este hombre discreto pero jovial, de 60 años, en la rueda de prensa junto a Malala.
Su organización, Bachpan Bachao Andolan (Movimiento para salvar a la infancia) asegura haber liberado a unos 80.000 niños que trabajaban en fábricas y talleres.
En su cuenta Twitter, Satyarthi anunció a finales de noviembre la liberación de otros 29 niños forzados a trabajar en Delhi, uno de ellos de siete años de edad.
Aunque el número de niños que trabajan en el mundo ha bajado en una tercera parte desde 2000, aún son 168 millones según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Los otros premios Nobel serán entregados un poco más tarde en Estocolmo. Todos ellosrecibirán una medalla de oro, un diploma y un cheque de 8 millones de coronas suecas (857.000 euros).