FELIZ AÑO DE LA MISERICORDIA
Mensaje de Año Nuevo 2016,
+ Jorge Urosa Savino, Cardenal Arzobispo de Caracas
A los venerables sacerdotes, a los diáconos, a los miembros de institutos de vida consagrada, a todos los fieles católicos, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
Queridos hermanos y hermanas:
1. Los cristianos sabemos que Jesucristo, el Verbo de Dios hecho carne (Cf. Jn1,14), cuyo nacimiento celebramos en este tiempo navideño, es Dios-con-nosotros (Mt 1,23). Por eso iniciamos el nuevo año llenos de esperanza. En este año 2016, lo hacemos en el marco de la celebración y la exigencia de la misericordia, puesto que el Papa Francisco ha convocado a todos los católicos del mundo entero a celebrar el Año de la Misericordia para que apreciemos mejor esa hermosísima cualidad de Dios, y para que practiquemos cada vez más la misericordia con nuestros hermanos.
2. El inicio de cada año aviva en nosotros anhelos de felicidad, y renueva en nuestros corazones la esperanza de una vida mejor, pues sabemos que Dios nos ama y quiere nuestro bien. Además, la reflexión sobre la misericordia divina, manifestada en Jesucristo, Dios hecho hombre para redimirnos de nuestros pecados y para indicarnos el camino de la felicidad, nos reafirma en esa esperanza.
TRABAJAR POR LA PAZ Y PRACTICAR LA MISERICORDIA
3. Cada 1 de enero, al celebrar la Jornada Mundial de Oración por la Paz, la IglesiaCatólica ora especialmente por la paz mundial, por la paz entre los pueblos, por la paz en cada país, en cada comunidad, en cada familia, y en nuestros corazones.
4. La Jornada Mundial de la Paz es una ocasión para reafirmar la obligación que cada uno de nosotros tiene de trabajar por la paz. Así nos enseña Jesús en el Sermón de la Montaña, cuando al indicarnos el camino para conseguir la felicidad, nos dice:
“Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados “hijos de Dios”(Mt 5, 9).
5. La paz es, pues, una exigencia, y al mismo tiempo un don de Dios que nos lleva a la felicidad. Pero además, trabajar por la paz es practicar la misericordia. En efecto: trabajar por la paz es buscar el bien común, hacer el bien a los demás, saber perdonar las ofensas, resolver los problemas de las naciones, solucionar los conflictos, ayudar al necesitado, respetar las leyes. Todo eso es misericordia: todo eso es trabajar por la paz.
6. Este año, luego de las elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre, los venezolanos tenemos una obligación y oportunidad especial de trabajar por la paz.
Especialmente el Gobierno Nacional, así como los otros órganos del Estado, deben trabajar por la paz respetando los resultados de las elecciones y permitiendo la legítima actuación de la nueva Asamblea elegida por el pueblo venezolano. En efecto, hay que superar la confrontación entre hermanos, respetar la voluntad del pueblo, y entablar el diálogo institucional necesario e imprescindible entre los diversos órganos del poder público.
7. Los venezolanos queremos paz; queremos convivencia social, queremos vivir como hermanos. No queremos confrontaciones, conflictos ni violencia. A las autoridades y a los dirigentes políticos les corresponde el deber constitucional de trabajar por la paz, respetando y haciendo respetar la Constitución y las leyes de la República.
LA PAZ: DON DE DIOS E IMPERIOSA TAREA HUMANA
8. Que en este año 2016, Año de la Misericordia, nos comprometamos de verdad a trabajar por la paz y a ser misericordiosos como nuestro Padre celestial. Para ello pongamos en práctica las palabras del Papa Francisco en su Mensaje de este año para la Jornada Mundial de Oración por la Paz: “no perdamos la esperanza de que 2016 nos encuentre a todos firme y confiadamente comprometidos, en realizar la justicia y trabajar por la paz en los diversos ámbitos. Sí: la paz es don de Dios y obra de los hombres. La paz es don de Dios, pero confiado a todos los hombres y a todas las mujeres, llamados a llevarlo a la práctica”.
9. Oremos confiadamente al Señor por la paz en Venezuela, para que resolvamos nuestros problemas de manera pacífica. Pongamos nuestros anhelos y esperanzas de paz y de felicidad en manos de María Santísima, Nuestra Señora de Coromoto, para que, trabajando por la Paz, vivamos como hijos de Dios. ¡Que Dios nos conceda a todos un año 2016 muy feliz! Amén.
Con mi afectuosa bendición episcopal,
+JORGE L. UROSA SAVINO,
Cardenal Arzobispo de Caracas. 30 de diciembre de 2015