Centenares de italianos despidieron este martes por la tarde en Milán con una ceremonia fúnebre laica al "gran intelectual" Umberto Eco, dotado de una "curiosidad insaciable" y "maestro de la palabra".
El simple féretro de madera del autor de "El nombre de la rosa", fallecido el viernes a los 84 años de cáncer, cubierto todo de flores de campo y rosas blancas, salió de su residencia, en plaza del Castillo numero 13, entre aplausos, hacia el patio del Castillo Sforzesco, a pocos metros de distancia, donde fue despedido por la familia, amigos y conocidos.
Por voluntad del renombrado intelectual, filósofo, semiólogo, lingüista, historiador y escritor, la ceremonia fue estrictamente laica y breve.
"Es difícil hablar de Umberto Eco, un maestro de la palabra" y "una figura tan importante para la cultura italiana", reconoció su amigo y editor histórico, Mario Andreose, durante la ceremonia.
Representantes de la cultura y del mundo editorial asistieron, así como sus vecinos y su grupo de conocidos con los que solía reunirse cada semana para conversar de todo tipo de temas y contar chistes, de los que conocía centenares gracias a una memoria de hierro.
"Eco es el símbolo del clasicismo innovador que tanto necesitamos. Hemos perdido a un maestro, pero no hemos perdido su lección. Estimado profesor Eco, Umberto querido, esto no es una despedida," aseguró conmovida la ministra de Educación, Stefania Gannini.
Umberto Eco que alcanzó fama en todo el mundo en la década del 80 con "El nombre de la rosa", un relato policial medieval y erudito que vendió 50 millones de ejemplares y fue traducido en 40 idiomas, deja un legado importante por su "insaciable curiosidad".
"Durante sus silencios echaba un vistazo a la biblioteca sin fin que llevaba consigo", contó el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini.
Nacido el 5 de enero de 1932 en Alessandria, Piamonte, norte de Italia, Eco era un intelectual completo.
Desde su primera obra "El problema estético en Tomás de Aquino" (1956) a la última "Número Cero", Eco abordó temas como la manipulación informativa, la teología, la estética medieval, la poética de James Joyce, la memoria central, James Bond, el arte de la conspiración, los cómics, la belleza o la fealdad y hasta internet y las redes sociales.Agencia