Dos de los miembros de la tripulación de Mars 500, la mayor simulación de un
viaje a Marte, el ingeniero italo-colombiano Diego Urbina y el francés Romain
Charles, recomendaron a los astronautas que viajen al planeta rojo "paciencia,
tolerancia y un puñado de libros y películas".
Urbina y Charles, que
concluyeron el pasado 4 de noviembre su misión de 520 días de
aislamiento cuando se abrió la escotilla de uno de los módulos que simulaban una
nave espacial interplanetaria, contaron en Madrid su experiencia de un
simulado viaje a Marte que no será posible hasta al menos dentro de 20 ó 30
años.
Ambos son parte de una tripulación de un total de seis miembros
-todos hombres y de distintas nacionalidades- escogidos entre 6.000 candidatos y
que permanecieron aislados, en un experimento que imitó hasta el último detalle
cada una de las fases que tendría una misión real.
Estas son el
largo viaje hasta Marte (ocho meses), la inserción en órbita en torno al planeta
rojo, el aterrizaje y la exploración de su superficie, y después el
regreso a órbita, el monótono viaje de vuelta y el aterrizaje en la
Tierra.
Para ello, las instalaciones de Mars 500, ubicadas en el
Instituto de Problemas Biomédicos de Moscú, cuentan con cuatro módulos
habitables interconectados y uno externo simulando la "superficie marciana", y
en ellos se llevaron a cabo más de cien experimentos científicos.
Para
Diego Urbina, lo más difícil de esta misión fue el "largo viaje de vuelta a la
Tierra", más tedioso que la ida, hasta el punto de que lo llegó a comparar con
el "Día de la Marmota" (una película donde el protagonista vive siempre una
misma jornada).
Por eso, dijo, la paciencia es una virtud, además de la
tolerancia, para "no hacer de un problema pequeño uno
grande".
Este es uno de los consejos que da a los futuros
astronautas que podrían viajar a Marte, al igual que Romain Charles, quien
además insistió en la necesidad de mantener el tiempo ocupado con trabajo y ocio
y ser rigurosos con los horarios.
Los dos aconsejaron también
llevarse muchos libros y un disco duro lleno de películas.
EFE