Saadi Gadafi, uno de los hijos del depuesto líder libio Muamar el Gadafi, pretendía establecerse con una identidad falsa en México, gracias al apoyo de una red criminal internacional desmantelada por las autoridades que lo sacaría de Níger, afirmó el Gobierno mexicano.
Los servicios de inteligencia mexicanos detuvieron en noviembre a cuatro personas, dos mexicanos, una canadiense y un danés que supuestamente tenían todo listo para que Gadafi, de 38 años, y su familia se instalaran en una vivienda en Bahía de Banderas, en el estado de Nayarit.
Esa zona de playa en el Pacífico mexicano, donde se encuentra Puerto
Vallarta, es uno de los mayores polos turísticos del país, y ahí se
ubican decenas de hoteles y lujosas viviendas privadas, la mayoría residencias
vacacionales propiedad de mexicanos, canadienses y estadounidenses.
Saadi Gadafi nació en 1973, fue comandante de las Fuerzas Especiales libias,
y es conocido por su afición al fútbol. Fue futbolista profesional, pero sólo
disputó dos partidos en la Liga italiana donde se enfrentó a una sanción por
dopaje.
Está acusado de ser el instigador del asesinato de un conocido futbolista
libio de la década de los ochenta, y en septiembre pasado logró cruzar la
frontera y exiliarse en Níger.
El plan de Saadi Gadafi
Los servicios secretos mexicanos le seguían la pista a la supuesta banda
internacional desde el pasado 6 de septiembre, y lograron establecer que Gadafi
y su familia tenían preparadas ya identidades mexicanas falsas con los nombres
de Daniel Béjar Hanan, Amira Sayed Nader, Moah Béjar Sayed y Sofía Béjar
Sayed.
El plan incluyó la adquisición de propiedades en distintos lugares de México
para esconder a "Daniel Béjar Hanan" si fuera necesario.
La organización criminal fletó varios vuelos privados entre México, EE.UU.,
Canadá, Kosovo y diversos países de Oriente Medio para coordinar la ruta y
preparar la logística del traslado.
El pasado 29 de septiembre Interpol emitió una orden de detención contra
Saadi, a petición del Consejo Nacional de Transición (CNT) de Libia, que lo
acusa de presunta apropiación indebida de propiedades por medio de la fuerza e
intimidación armada cuando era responsable de la Federación Libia de Fútbol.
Operación "Huésped"
El secretario de Gobernación (Interior) de México, Alejandro Poiré, reveló
que los investigadores mexicanos pusieron en marcha la operación denominada
"Huésped", y que una vez reunidas las pruebas arrestaron a cuatro integrantes de
la banda, que permanecen arraigados (detenidos provisionalmente).
La red está acusada de falsificación de documentos oficiales, tráfico ilícito
de personas, apertura de cuentas bancarias con documentos falsos y delincuencia
organizada.
Los detenidos fueron identificados como la canadiense Cynthia Ann Vanier,
supuesto contacto de Gadafi, líder del grupo y encargada de las finanzas de la
organización; y Gabriela Dávila Huerta (o Dávila del Cueto), una mexicana
residente en EE.UU. que presuntamente sirvió como "enlace logístico" y contactó
a los falsificadores de documentos.
Los otros arrestados son el danés Pierre Christian Flensborg, supuesto
encargado de la logística, y el mexicano José Luis Kennedy Prieto, que se
encargó de conseguir la documentación falsa.
A juicio de Jorge Chabat, académico del Centro de Investigación y Docencia
Económicas (Cide) y experto en seguridad nacional, la red pudo considerar a
México un buen destino para Gadafi debido a la "historia de corrupción
de las autoridades mexicanas", y a que el país ha sido por décadas
"paso de migrantes ilegales".
Además, en declaraciones a Efe recordó que México tiene una nutrida comunidad
libanesa, y que incluso el último Sha de Irán, Mohammad Reza Pahlevi, radicó
temporalmente en el país.
Para Chabat, "es extraño" que Gadafi no eligiera un país "aliado de
Libia" como "Venezuela, Cuba o Nicaragua", y consideró un "error de
cálculo grave" de los supuestos criminales haber ido a México, donde EE.UU.
mantiene un mayor control migratorio en el marco de su lucha contra el
terrorismo.
De otra parte, Mauricio Meschoulam, analista del Departamento de Estudios
Internacionales de la Universidad Iberoamericana, manifestó que la tardanza del
Gobierno mexicano en anunciar la detención de la red "responde a una estrategia
de imagen".
En su opinión, el Ejecutivo quiso proyectar la imagen de que México no
representa un riesgo ni es elegido como base de operaciones o escondite para
criminales, sino que tiene la fuerza "para detectar y detener este tipo de
operaciones".
EFE