(AFP) – El cine venezolano inició un ciclo de expansión gracias al
creciente apoyo de un millonario fondo creado hace seis años y a un
grupo de realizadores que se atreven a innovar, un esfuerzo recompensado por la
crítica en festivales internacionales y por los espectadores en la
taquilla.
Una reforma legislativa de 2005 instauró en Venezuela el primer sistema de
promoción y financiamiento audiovisual, un fondo alimentado por aportes
públicos y privados administrado por el estatal Centro Nacional Autónomo de
Cinematografía (Cnac) e inspirado en las leyes de fomento al cine de
Europa.
Este mecanismo “ha permitido un auge de nuestro cine”, aseguró a la AFP
el director Diego Rísquez, que sorprendió este año con su
undécima película, “Reverón”, sobre el incomprendido artista plástico venezolano
Armando Reverón.
El aporte del Cnac al cine nacional en 2000 fue de 87.000 dólares para
financiar 10 proyectos; la cifra subió a 1,2 millones de dólares en 2005 para 52
proyectos y dio un salto a 14 millones de dólares en 2011, cuando apoyó
74 iniciativas entre cortos, largometrajes, ficción o documental, según
cifras del organismo.
Para 2012, el Cnac proyecta el estreno de 18 largometrajes de ficción, por
encima de la docena de este año.
Con la llegada de mayores recursos, las películas venezolanas ya
exploran nuevos temas -el arte, los indígenas, la familia-, en un
esfuerzo por dejar atrás la etiqueta de que están centradas sólo en retratar la
cruda violencia de este país sudamericano.
Además de “Reverón”
o
“Cenizas Eternas”, de la directora Margarita Cadenas, este año también
estuvo en cartelera
“El rumor de las piedras”, segundo largometraje de Alejandro Bellame que
cosechó muy buena crítica.
El filme, ambientado en una favela de Caracas y que narra la historia de
superación de una familia que sobrevive a un desastre natural, obtuvo el premio
del público en el Festival de Cine de Montreal y es la apuesta nacional
en la competencia a Mejor Película Extranjera de la próxima edición de los
Óscar.
“El 2011 fue un buen año y una continuación de lo que fue el año pasado, que
fue particularmente interesante en términos de taquilla y de premios.
Esto demuestra que el cine venezolano está vivo y que va a seguir
creciendo”, planteó a la AFP el crítico de cine Alfonso Molina
“El cine venezolano ha escalado, la calidad técnica es mejor, las
historias están más desarrolladas y el público ha reconocido eso”,
afirmó Margarita Cadenas, que con su película ambientada en el Amazonas debutó
en la dirección de largometrajes de ficción tras una extensa labor como
documentalista.
La directora, que reside en Francia, donde ha desarrollado gran parte de su
carrera, dijo que “no es fácil” hacer cine en Venezuela, un país con un
“mercado muy pequeño y un público muy restringido”, donde las salas de
cine están usualmente saturadas por las grandes producciones de Hollywood.
“Venezuela es un país más televidente que cinéfilo”, señaló Rísquez en
alusión a la carencia de una gran tradición en cine o de muchas escuelas donde
estudiarlo.
Por eso, realizadores y críticos también valoran la reciente creación
de la distribuidora Amazonia Films y la productora Villa del Cine,
dedicada sobre todo a filmes históricos.
Pero a pesar de todo, el cine venezolano continúa el camino que ya dio luces
en 2010, marcado por la aclamada “Hermano”, opera prima de Marcel
Rasquin, o “La Hora Cero”, de Diego Velasco, que con 941.000
espectadores es la tercera película más taquillera en la historia del cine
criollo detrás de dos filmes de la década de 1980.
“Mientras más películas hagamos, mejores películas haremos”,
aseguró a la AFP el director de “Hermano”, que comenzó a delinear la idea de
esta película cuando estudiaba cine en Australia.
Con una cuidada fotografía y logradas actuaciones, “Hermano” ganó los
máximos galardones en el Festival de Moscú (2010) y en la última Mostra
de Cine Latinoamericano de Cataluña. Producida en parte con fondos estatales,
“Hermano” ha recorrido el mundo y lo seguirá haciendo después de que la
productora del cineasta francés Luc Besson adquiriera sus derechos de
distribución y venta.