Unos 350 niños de los 1.500 que nacen al día en Venezuela son hijos de madres
adolescentes, una proporción que causa alarma al gobierno, pero que aún se
traduce en pocas acciones para prevenir y frenar el problema en un país con el
mayor índice de embarazos precoces de Sudamérica.
"Se ha incrementado de
manera alarmante el embarazo que llaman precoz. Ese es un tema al que hay que
entrarle. Hay demasiadas niñas embarazadas", dijo recientemente el presidente
venezolano, Hugo Chávez.
De 591.000 partos registrados en 2010 en el
país, más de 138.000 (23%) fueron de menores de 19 años, según el
mandatario.
"A nivel gubernamental se expresa una preocupación, pero los
planes estatales para prevenir el embarazo precoz no se están implementando",
asegura a la AFP Mariana Maza, directora de ProSalud, una asociación civil que
promueve la salud sexual y reproductiva.
"Hace años se entregaban
anticonceptivos y había un presupuesto para promover la planificación familiar,
pero ahora no", se lamenta Maza.
Según el informe de Estadísticas
Sanitarias Mundiales 2011 de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
Venezuela es el país sudamericano con mayor tasa de embarazos precoces, mientras
que en los reportes de 2009 y 2010 se ubicaba en tercer lugar, detrás de Ecuador
y Colombia.
En maternidades como la de Santa Ana, ubicada en el centro de
Caracas, las altas cifras y la preocupación que suscitan se ilustran en pasillos
repletos de jóvenes embarazadas o con bebés en brazos, que en muchos casos sólo
tienen 15 o 16 años menos que sus madres.
"Entre 30% y 40% de los partos
de aquí son de adolescentes y hemos atendido hasta a niñas de 12 años. Un gran
problema es la falta de prevención antes e incluso después de tener el primer
bebé, porque 60% de las muchachas vuelve a quedar embarazada un año después y
80% a los dos años", explica a la AFP la ginecóloga Nesma Queipo, que atiende el
departamento infanto-juvenil instalado hace un año en Santa Ana.
"Hay
varias del liceo que han tenido sus hijos. Es difícil, va a ser más difícil,
pero mi mamá no trabaja y me va a ayudar", dice Ylde Contreras, de 16 años y
embarazada de siete meses, al salir de un chequeo médico.
En una sociedad
matriarcal como la venezolana, Ylde, como la mayoría de las madres adolescentes
de bajos recursos, es consciente de que probablemente terminará criando su hijo
sola o en una casa donde la ayuda venga siempre de madres y abuelas.
"El
problema no es la muchacha embarazada ni el niño que va a nacer, sino el
fenómeno del embarazo temprano que crece y crece, la pobreza, la miseria",
explicó el lunes Chávez.
El presidente lanzó esta semana un programa
social que dará a las madres pobres 100 dólares mensuales por cada hijo,
incluyendo a las más jóvenes.
Sin embargo, las organizaciones dedicadas a
atender a las jóvenes subrayan que lo primordial son los planes de prevención
para combatir el fenómeno.
"Muchas adolescentes se embarazan porque
quieren, porque se sienten solas, porque no tienen un plan de vida, porque
quieren dejar la escuela (...) creen que es una forma de encontrar estabilidad,
de tener protección del Estado", explica María Teresa Urbina, presidenta de
PLAFAM, una ONG que desde hace 25 años ofrece asesoría y lleva a cabo campañas
de prevención del embarazo precoz.
Maza afirma que las organizaciones se
apoyan entre sí para hacer llegar su mensaje y servicios a las jóvenes,
principalmente a las de bajos recursos para quienes tener un hijo representa un
reto socioeconómico.
Pero su capacidad de movilización no llega a ser
"tan masiva como la que corresponde al Estado", señala.
El gobierno, que
desde hace unos meses cuenta con un ministerio de Juventud, comenzó a dar
charlas de salud sexual en algunos colegios y se reunió en las últimas semanas
con asociaciones civiles para explorar planes de acción contra el embarazo
precoz, pero aún no puso en marcha un plan masivo de prevención.
"Lo que
tienen que hacer los Estados para prevenir el embarazo adolescente es construir
escuelas. Hay que ofrecer educación de calidad, para que las niñas se sientan
bien y no deserten (...) también darles confianza en sí mismas, hacerlas soñar",
dijo Urbina
AFP