ABC-"Buenos días, me llamo Alejandro y soy vuestro terapeuta, ¿estáis listos para reíros a carcajadas?". Así comienza una sesión de risoterapia en uno de los cientos de centros de terapias naturales que hay en España. Allí explican lo beneficioso que es reirse. No solo sirve para pasar un buen rato, también para subir el estado de ánimo, mejorar las relaciones sociales e incluso para ayudar a curar enfermedades mentales.
En el taller de la risa se practican muchos tipos de actividades, desde hablar como un camello hasta hacer una guerra de globos de colores, cualquier cosa sirve para arrancar las carcajadas de los participantes. "A mí la que más me ha gustado ha sido la de decirnos piropos las unas a las otras", cuenta Carolina Zaragoza, una joven que acudió con un grupo de amigas a un centro de risoterapia.
Y es que lo de levantar la moral de los clientes es también uno de los objetivos de esta iniciativa, que propone a los participantes decirse cosas bonitas mientras andan por la sala donde se lleva a cabo la sesión. Jugar a ser una estatua y como tal no mover un pelo ni reirse, es otra de las propuestas del terapeuta que divide al grupo en dos, compradores y figuras. Los que compran deben elegir una 'escultura' para su jardín dando sus razones y gana si consigue que la estatua estalle en carcajadas.
Exteriorizar la energía positiva
"Antes de entrar aquí pensaba que la risoterapia consistía en contar chistes y no entendía qué pasaba si no le hacía gracia a todo el mudo, estaba totalmente equivocada", cuenta Carolina. Y no es la única que lo piensa.
A diferencia de la creencia popular este método no consiste reir por lo que nos cuentan desde el exterior sino en sacar desde el interior todo el positivismo y la energía que llevamos dentro a través de actividades en grupo. Algunos expertos lo han llegado a recomendar como método curativo para personas con problemas psicológicos o cargas emocionales negativas.
Hay más de una creencia popular sobre la risa, dicen que adelgaza y que endurece los músculos pero seguramente lo más acertado es lo que creían los taoístas chinos. Eran muy sabios y quizá por eso no erraban al creer que una simple sonrisa curaba el alma y daba felicidad y longevidad. Estaban convencido de que el bienestar y la salud de una persona eran proporcionales a las veces que se reía durante el día. Y a quien no le sirva esta creencia que se pare a pensar en la Edad Media, cuando pensaban que la risa que provocaban los bufones durante las comidas, mejoraban la digestión.