Perú ha construido toda una "utopía andina" arquitectónica en el primer espacio expositivo propio con el que cuenta en la Exposición Internacional de Arquitectura de Venecia, que abrirá las puertas al público el próximo miércoles.
El espacio, uno de los siete pabellones propios de países latinoamericanos con los que cuenta la XIII Bienal de Arquitectura, será inaugurado hoy, durante el primero de los dos días de presentaciones previas para arquitectos, expertos del sector y medios de comunicación.
"Queríamos venir con muchas ganas por ser nuestra primera vez en solitario, para poder expresar nuestra cultura. Venimos a Europa de la misma manera en la que Europa vino a nosotros hace muchos siglos. Traemos una especie de utopía andina", afirmó hoy el comisario de la exposición, Enrique Bonilla, en una entrevista con Efe.
El espacio de Perú, situado frente al pabellón de Argentina en la zona del Arsenal de la Ciudad de los Canales, gira en torno al llamado "Proyecto Olmos", que pretende llevar el agua desde el Amazonas hasta la costa peruana del Océano Pacífico, mucho más árida y seca.
Esta empresa requiere de la construcción de un túnel de 20 kilómetros por la cordillera de los Andes, lo que a su vez supone la creación de unos 250.000 puestos de trabajo y el levantamiento de una nueva ciudad.
Es ahí donde entra en juego la propuesta que Perú trae a la Bienal de Arquitectura, pues en ella se exhiben las hipotéticas y en ocasiones "utópicas" propuestas de veinte estudios arquitectónicos del país para ese espacio.
"El trabajo que hicimos es una especulación sobre cómo va a ser esa ciudad. Hemos desarrollado utopías que lo vinculan con lo que fue esa región tradicionalmente. Nos interesa proyectar qué efecto tendría la construcción de esa ciudad", comentó Bonilla.
Esa ciudad se levantará en una zona en la que en la época precolombina se asentó la civilización moche, que desarrolló un plan territorial muy sofisticado basado en los canales de regadío y redes de comunicación que les permitieron imponerse a las áridas condiciones del terreno.
En base a esa civilización, los veinte estudios participantes en el proyecto peruano en Venecia tuvieron que idear otras tantas construcciones en cubo, inspiradas en la misma forma que tenían las creaciones artesanales de los moche y que, con un juego de palabras, hoy dejan en el espacio expositivo de Perú lo que han llamado "huaquetas" ("huaco + maquetas").
Los veinte estudios trabajaron durante diez sábados en una suerte de taller para poner en común sus ideas para un espacio expositivo en el que no se olvidan los tradicionales tejidos peruanos, utilizados para sentar las bases del "tejido urbano" de esa "utópica" ciudad.