A lo largo de los últimos años, numerosos estudios científicos han probado los beneficios de consumir regularmente cierto tipo de alimentos, capaces de hacernos adelgazar, ayudar al corazón a mantenerse sano o reducir el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, muy pocos productos acumulan tantas cualidades positivas como el vino tinto.
Prueba de ello es la lista de diez cualidades beneficiosas para la salud probadas científicamente que recopila una entrada del blog «Culturizando» y que sin duda constituye una excusa para tomar un buen vino tinto. Aunque, eso sí, siempre con moderación.
Reduce riesgo de cáncer: El vino tinto ayuda a reducir el riego de cáncer de pulmón en hombres, sobre todo si son fumadores. Además bloquea el crecimiento de las células responsables del cáncer de mama. Estas propiedades podrían deberse a que uno de sus componentes, el resveratrol, frena los efectos del estrógeno, la hormona femenina por excelencia.
Aliado contra la grasa: El consumo de vino tinto activa la función de un gen que impide la formación de nuevas células de grasa y ayuda a movilizar las existentes, según un estudio realizado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Aunque contiene siete calorías por gramo, en dosis moderadas, contribuye a reducir la obesidad y el sobrepeso al envejecer.
Combate las bacteria bucales: Investigadores italianos han confirmado que la costumbre de tratar las infecciones de las encías con vino tiene un fundamento científico. Al parecer, algunos compuestos presentes en esta bebida frenan el crecimiento bucal de los estreptococos y bacterias vinculadas a las caries, además del de otros asociados a la gingivitis y dolores de garganta.
Mejora de la función cognitiva: Alrededor de 70 estudios demuestran que el consumo moderado de vino mejora el funcionamiento del cerebro y, en pequeñas cantidades, previene la demencia. Los científicos creen que se debe a que la elevada presencia de antioxidantes en su composición reduce la inflamación, impiden que las arterias se endurezcan e inhiben la coagulación, lo que mejoraría el riego sanguíneo.
Complemento placentero: Al degustarlo con moderación se liberan endorfinas en dos áreas del cerebro, aumentando la sensación de placer, de acuerdo con un estudio realizado en la Universidad de California. Además, si la luz ambiental es roja o azul el placer y el sabor del vino son mucho más intensos que cuando esta posee tonalidades verdes o blancas.
Ejercicio embotellado: Una investigación publicada en The FASEB Journal, sugiere que el resveratrol de la uva disminuye las consecuencias negativas de la vida sedentaria.
Limpiador de paladar: Tomado durante la comida, el vino ayuda a percibir mejor los sabores que cuando esta se acompaña con agua. Esto se debe a sus propiedades astringentes, que evitan la excesiva sensación de grasa causada por alimentos como las carnes rojas y permiten degustar mejor la comida.
Aliado del corazón: Una copa al día en el caso de las mujeres o dos en el de los hombres, contribuyen a aumentar los niveles de colesterol bueno en la sangre y previenen las complicaciones cardiovasculares.
Cuida la próstata: Un estudio asegura que consumir siete vasos de vino tinto semanales después de cumplir los 40 años de edad, reduce en más de la mitad los diagnósticos de cáncer de próstata.
Hábitos saludables: Un estudio publicado en el British Medical Journal revela que los aficionados a la degustación del vino suelen comprar alimentos más sanos y tener una dieta más equilibrada que los consumidores habituales de cerveza. Según este informe, los enófilos consumen más aceitunas, frutas, verduras, quesos bajos en grasa, leche y carnes saludables.