El Parma y el Milán saltaron al terreno de juego con objetivos bien distintos.
El primero presionar desde el sexto puesto de la tabla para hacerse con un billete que le dé derecho a jugar la Liga Europa, reservado para el cuarto y el quinto puesto de la clasificación.
Por el contrario, el Milan salió a San Siro para tratar de poner fin a una mala racha que ha provocado la ira de sus aficionados, que se quejan del trato que los directivos y los jugadores dan al conjunto lombardo.
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