María Alejandra Rodríguez lleva la música popular venezolana inscrita en su ADN. Le viene de familia y es su amor por Venezuela, la que le impulsa a seguir evolucionando como artista integral y ahora, se lanza al ruedo musical como compositora, arreglista, además de cantante, una faceta hasta ahora muy exitosa.
Inspirada por compositores y músicos como Enrique Hidalgo, Aldemaro Romero, Gualberto Ibarreto, María Teresa Chacín, Lilia Vera y Cecilia Todd, por nombrar algunos, busca en sus raíces para presentar al público venezolano, bajo la rúbrica de María Alejandra Rodríguez, un cancionero novedoso, romántico, fruto de su evolución en otras latitudes, por haber estado en Brasil, Estados Unidos, Cuba y Francia, explorando sonidos nuevos y estimulando una musa que viene a vestir con su hermosa voz al cuatro venezolano, su instrumento, con el cual compone y canta, el que la acompaña a todos lados.
De su acervo jazzístico y su amor por la Bossa Nova brasileña, María Alejandra Rodríguez, toma elementos para fusionar con todos los ritmos venezolanos que tanto ama. Es sobrina nieta del compositor Enrique Hidalgo, por eso la música le viene como algo tan propio y natural. Los acordes de su cuatro la estimulan a componer letras que nacen de su sinceridad, su visión del mundo y que expresan su entusiasmo por la vida. Sus armonías le dan una nueva sonoridad a un cuatro, que se vuelve universal en sus manos, un cuatro romántico, con toque de merengue, vals y danza. En su voz le canta al amor y al desamor, rindiendo homenaje a la mujer venezolana, luchadora incansable y muy femenina, que ama más allá de todo.
María Alejandra Rodríguez –oriunda de Maracay y vive en estos momentos en Mérida- está en plena producción de su cuarto CD que llevará por título El Sol aún me lleva a algún lugar, también nombre de uno de sus temas. En este disco debuta como compositora, arreglista de sus canciones y productora. Le apoyaron en este proyecto músicos de talla como el costarricense Mauricio Quiros, quien hizo los arreglos de las canciones Venciendo Sombras y El sol aún me lleva a algún lugar y el baterista costarricense Rodolfo Zúñiga, quien grabó la batería para uno de sus temas y colaboró en sus ideas musicales.
Su disco será fruto de una exploración por diferentes ritmos: partido alto con ritmo afrovenezolano, pop jazz, danza jazz, pop rock, vals y merengue, siempre conservando la raíz tradicional venezolana y el sonido del cuatro como instrumento principal.