Los nuevos agentes de inteligencia se forman en la Universidad
En la economía global, donde la competitividad de los países se mide más por la capacidad empresarial que por la militar, la información es el arma más poderosa. Saber más que los adversarios, poder predecir lo que va a pasar en un país donde una empresa importante quiere invertir, o averiguar si un rival quiere lanzar una OPA son algunos de los retos a los que aspiran las empresas. La Inteligencia Económica es la disciplina que sirve para la obtención, el análisis y la protección de la información estratégica para las empresas y los estados. Diferentes universidades españolas públicas y privadas imparten desde 2009 másteres para formar a especialistas en este campo.
¿Va España retrasada con respecto a otros países europeos? Según los docentes universitarios y expertos consultados, sí. A diferencia de Francia y algunos países anglosajones, la Inteligencia Económica no acaba de arraigar en el tejido empresarial español y, de momento, solo grandes compañías del IBEX 35 como Telefónica o Santandercuentan con departamentos dedicados a esta actividad. “Para las pymes que desarrollan su actividad en un entorno competitivo cambiante a nivel normativo o tecnológico, esta disciplina es absolutamente necesaria y debe ser una pieza clave a incorporar en su dirección”, señala Sonia Gogova, ingeniera industrial y directora de Inteligencia Competitiva de Telefónica desde 1997 a 2006.
Con la mirada puesta en esta posible proliferación y en la futura demanda de expertos en Inteligencia Económica, universidades públicas como la Carlos III, la Rey Juan Carlos, la Autònoma de Barcelona, la Universitat de Barcelona o la Autónoma de Madrid y privadas como la Universidad Pontificia Comillas (ICADE) o laUniversidad Francisco de Vitoria han empezado a ofertar títulos propios de entre seis meses y un año de duración a un precio que va desde los 4.500 a los 6.900 euros.
Para Fernando Esteve, director del Máster de Inteligencia Económicade la Universidad Autónoma de Madrid, aunque tarde, la economía española se está internacionalizando. “Las empresas se han dado cuenta de que de que tienen que salir y competir fuera, y para eso necesitan expertos capaces de analizar los nuevos mercados, la idiosincrasia de esas sociedades y las estructuras jurídicas”, remarca.“El desconocimiento por parte de las compañías de las tendencias de mercado y de las intenciones de sus competidores puede abocarlas al fracaso”, señala Virginia Ródenas, directora académica del Postgrado de Inteligencia Económica y Seguridad de la Universidad Pontificia Comillas (ICADE). Un ejemplo recurrente es el de Polaroid, que después de liderar el mercado de la fotografía durante 50 años, no supo interpretar el alcance de la revolución de la cámara digital y tuvo que declararse en bancarrota.
¿Qué herramientas proporcionan estos postgrados para saber más que las empresas de la competencia? Hoy todas las compañías están en Internet. Hay muchísima información, pero muy pocos saben acceder a ella. “Les enseñamos a realizar búsquedas sin dejar rastro, a identificar las vulnerabilidades y los riesgos para evitar fugas de información o el control de la web por parte de terceros”, explica Mario López, hacker ético y profesor del máster de ICADE. Conectarse a través de redes anónimas como Tor requiere la instalación de aplicaciones y el conocimiento de claves de cifrado, precisa el docente. Además, aprenden a manejar buscadores alternativos a Google como DuckDuckGo o Shodan, este último indexa información de posicionamiento de las empresas y de servicios puestos en marcha en Internet por parte de las mismas.
Pero la búsqueda de información no lo es todo. “La clave es que el analista sea capaz de interpretar y orientar al directivo en la toma de decisiones”, precisa el general Juan Narro, director del área de Formación del Grupo Atenea, que junto con la Universidad Francisco de Vitoria imparte el Máster en Inteligencia Económica y Análisis Experto. A su juicio, el auge de esta disciplina se debe a la proliferación de las TIC y su influencia en la forma de operar de las compañías. “La competencia es cada vez más agresiva; la reglamentación y la normativa evolucionan de forma continua; los cambios son cada vez más rápidos y las empresas están sometidas a numerosos riesgos. Es preciso saber antes que los demás”, continúa Narro.Se enseñan también comandos avanzados para realizar búsquedas en la red, como ext:pdf seguido de un espacio y un nombre, un comando que conduce a todos los documentos en PDF que Google tiene indexados sobre una persona. Además, manejan técnicas aplicables a las redes sociales. “A través de Linkedin, podemos saber cuánta gente está vinculada laboralmente a una empresa concreta y realizar un ataque de ingeniería social, un envío masivo de emails a esos perfiles con una oferta determinada”, cuenta López, que asegura que este tipo de prácticas forman parte del ADN empresarial del siglo XXI. “Todo dentro de los límites legales. Esta disciplina no tiene nada que ver con el espionaje”, recalca.
Aunque la Inteligencia Competitiva “no actúa como un salvavidas ante cualquier circunstancia”, la experta Sonia Gogova considera imprescindible que las universidades e instituciones fomenten la formación de estos profesionales para que actúen como catalizadores en sus empresas y muestren a los directivos los beneficios de esta disciplina. “Es una forma de evitar la improvisación y tomar decisiones en función de informes de inteligencia”.
En cuanto a las salidas laborales, Juan Zafra, docente del Máster Interuniversitario en Analista de Inteligencia, impartido conjuntamente por las universidades Carlos III, Rey Juan Carlos, Autònoma de Barcelona y Universitat de Barcelona y único posgrado que cuenta con el sello del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), es optimista. De las cinco promociones que han salido de este posgrado, el primero que se puso en marcha en España el año 2009, el 95% de los alumnos están trabajando en puestos relacionados con la inteligencia. “El panorama ha cambiado mucho en los últimos años; todavía hay carencias, pero se ha detectado una necesidad. Las patronales y la Administración han desarrollado unidades de Inteligencia Económica y ese es un punto favorable”, indica. Zafra también destaca la adhesión en 2013 de la Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos de la Rey Juan Carlos a la SCIP(Asociación de Profesionales de Inteligencia Económica y Competitiva), una organización sin ánimo de lucro creada en 1986 en Washington que reivindica el papel de esta especialidad y la figura del analista de inteligencia competitiva.
Los cuatro posgrados que ofertan estas universidades están orientados a dos tipos de perfiles: a directivos de empresas o a profesionales que quieran convertirse en analistas de inteligencia. En el caso de la Universidad Pontificia Comillas (ICADE), se enfoca exclusivamente a directivos de empresas, de agencias privadas o públicas o incluso a cargos directivos vinculados al tercer sector. La media de edad de los alumnos es de 39 años. En el de la Autónoma de Madrid, la Francisco Vitoria y el máster que imparten conjuntamente la Carlos III y la Rey Juan Carlos, los postgrados se dirigen a profesionales que quieran especializarse en la búsqueda y procesamiento de información para la realización de informes de inteligencia que puedan servir de patrón estratégico a las empresas.EL PAIS