La pobreza femenina en América Latina y el Caribe ha aumentado en las últimas décadas, a pesar de que la pobreza general ha disminuido, según un informe difundido por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) durante el Día de la Mujer Rural.
En la región, si bien tanto el hambre como la pobreza general han disminuido en las últimas décadas, la proporción de femineidad de la pobreza ha aumentado, indicó el organismo.
El informe precisa que 58 millones de mujeres viven en zonas rurales y 4 millones y medio son productoras agropecuarias, lo que las vuelve una pieza clave de la seguridad alimentaria regional.
A nivel global, las mujeres rurales responden por la mitad de la producción de alimentos, aunque constituyen la mayor parte de la población pobre del mundo, sostiene el estudio.
"Para revertir esta situación debemos cambiar ideas arcaicas y profundamente arraigadas sobre los papeles del hombre y la mujer que impiden la plena participación de las mujeres en la adopción de decisiones y en el desarrollo social y económico", explicó el representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, Raúl Benítez.
Las desigualdades sociales y económicas entre hombres y mujeres perjudican la seguridad alimentaria y retrasan el crecimiento económico y agrícola, recalcó Benítez, quien agregó que las mujeres representan el 20 % de la fuerza laboral agrícola en la región.
La contribución de las mujeres a la seguridad alimentaria regional es fundamental, pero muchas veces resulta invisible porque sus funciones de proveedoras de sus familias y productoras agrícolas muchas veces forma parte de un trabajo no remunerado.
Según Benítez, "en América Latina el 40 % de las mujeres rurales mayores de 15 años no tienen ingresos propios y más de la mitad de las trabajadoras agrícolas en la región viven por debajo de la línea de pobreza".
Indicó que las mujeres tienen menos acceso que los hombres a la propiedad de la tierra, a los servicios financieros, a la capacitación y a otros medios para aumentar la producción agrícola, mejorar sus ingresos y la nutrición de sus familias.
Según la FAO, si las productoras agrícolas tuvieran las mismas condiciones que los hombres, sería posible alimentar a 150 millones de personas más en el mundo.
En este sentido, orienta sus acciones y su asistencia a los Gobiernos con la firme creencia de que la igualdad de la mujer significa progreso para todos.
El acceso a los alimentos, la superación del hambre y la malnutrición solo podrá lograrse rompiendo la brecha de género, enfatiza el documento.
EFE