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jueves, 16 de octubre de 2014

INTERNACIONALES

El ébola desborda África

La epidemia de ébola avanza imparable en los países de África occidental. La falta de recursos sanitarios y la dificultad para recabar datos del número de contagios y de muertes son los principales problemas con los que tienen que lidiar las ONG y los profesionales que se encuentran allí. Su sistema sanitario está aún por construir. Sin camas suficientes y sin personal para hacer frente al brutal virus.En Liberia, el país más golpeado con casi la mitad de los fallecidos, los hospitales tan solo disponen de 620 camas, un 21% de lo que se necesita. La Comisión Electoral liberiana llegó a suspender las elecciones al Senado, previstas para el pasado 14 de octubre.
En África occidental, cada hora se registran cinco nuevos casos de ébola, según la ONG Save the Children, que asegura que el virus se extiende a un ritmo "aterrador". Allí, en Sierra Leona, trabaja la española Marta Lado desde el 17 de marzo. La médico internista tiene una especialización en enfermedades infecciosas y tropicales, y una excedencia en el hospital de Torrejón, en Madrid. "En este momento, aunque hay dinero, todavía tenemos dificultades porque no hay un sistema ya establecido que funcione correctamente". Hace menos de un mes abrieron el primer centro de tratamiento en el oeste de Sierra Leona. Hasta entonces solo había dos centros en todo el país y ambos estaban en el este, provocando que los pacientes tuvieran que viajar cuatro horas en ambulancia desde Freetown hasta Kenema e incluso siete horas hasta Kailahun.
La situación continúa "deteriorándose", alerta la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), que insiste en los problemas que están teniendo para la recogida de datos, sobre todo en Liberia. Según las últimas cifras, ofrecidas este miércoles, desde la aparición del virus en diciembre del año pasado se han registrado 8.973 contagios confirmados y 4.484 muertos. En Guinea, donde surgió el brote, hay ya 843 fallecidos. En Sierra Leona, 1.183 víctimas mortales. En Liberia, sin duda, el país más afectado por la enfermedad, llegan a 2.458. Frente a ellos, Nigeria (con ocho personas fallecidas) y Senegal (con tan solo un caso que finalmente consiguió sobrevivir al virus) no han vuelto a tener nuevos contagios desde agosto.
El coste económico del ébola para África occidental será de más de 32.000 millones de dólares (más de 25.000 millones de euros) a finales de 2015, según ha cifrado el Banco Mundial, si el virus se extiende más allá de Sierra Leona, Liberia y Guinea. Países que están a la cabeza de los más pobres del planeta y los tres más castigados por el virus. Este hecho se refleja en la insuficiencia sanitaria que afrontan ante una epidemia como esta. En Sierra Leona, por ejemplo, hay un doctor por cada 40.000 habitantes y en Liberia, uno por cada 100.000 (30 veces menos de lo que hay en España). Los hospitales no pueden permitirse tener gente en observación porque los centros de aislamiento no dan abasto. "En estos países nunca han tenido brotes de este tipo, siempre han estado dedicados a enfermedades más endémicas como diarreas, sida o malaria, y esto les deja con escenarios muy complicados", explica David Del Campo, director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children.
El número de personas contagiadas por ébola podría llegar a 20.000 en noviembre y en diciembre se presentarán hasta 10.000 nuevos casos cada semana, según las previsiones de la OMS. "Estas cifras se quedarán pequeñas, seguramente sean superadas", afirma Del Campo, quien además recuerda que "no se está midiendo la dimensión de la crisis correctamente".
Uno de los fallos más habituales entre los médicos de la zona es que han usado el mismo termómetro con varios pacientes, relata Lado. Otros sanitarios simplemente consideraron, por falta de información, que el ébola era algo anecdótico y por ello atendían a los pacientes sin las protecciones adecuadas.Los datos de la OMS también apuntan a médicos y enfermeros fallecidos, que son ya 216 de 382 contagiados, es decir, un 5% del total. Lado, que también asesora al Ministerio de Sanidad de Sierra Leona, cuenta que en África la gente se muestra muy reticente a trabajar con enfermos de ébola. "Les da mucho miedo. Han visto morir a médicos y enfermeras, y no acaban de entender que la verdadera razón por la que mueren es porque cometen errores y no toman las precauciones adecuadas".
Un sistema sanitario desbordado que ha desviado la atención de otras enfermedades que acechan a la población como la diarrea, la malaria o la tuberculosis. "En estos países se empieza a detectar un aumento de la mortalidad infantil por otras enfermedades que no son ébola", asegura Del Campo. A todo ello hay que sumarle que la asistencia sanitaria, aun siendo pública, es de pago (salvo para casos de ébola) y por ello muchos pacientes, con síntomas similares a los de este virus, se quedan en sus casas, donde son atendidos por familiares sin ningún tipo de preparación sanitaria. "Hay una cultura muy profunda de cuidarse unos a otros. Uno cae enfermo, y la abuela y la tía lo cuidan. Se muere, y la abuela y la tía caen enfermas. Una prima llega para cuidarlas. Se mueren. Ahora vienen las otras primas. Y así sigue hasta que alguien rompe la cadena", explica Lado.
La presidenta de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf, ha llegado a solicitar apoyo para contener la propagación de la epidemia en las zonas más remotas de su país, a donde están huyendo enfermos procedentes de Monrovia, la capital. Save the Children cree que la única manera de frenar el virus es disminuir el número de personas contagiadas en origen. "Los Gobiernos tienen que coordinarse para que haya una movilización de recursos porque esto no es una cuestión de ONG, es ya algo institucional", asegura Del Campo.
La ONU denunciaba el viernes pasado que de momento solo ha recibido el 25% de los 1.000 millones de dólares (unos 790 millones de euros) necesarios para hacer frente a este brote. Estados Unidos ya ha desplegado alrededor de 4.000 militares en Liberia para levantar nuevos centros de aislamiento. Algunas ONG como Médicos sin Fronteras (MSF) o Save the Children también están multiplicando los recursos y el personal que envía a los países afectados, aunque MSF ha alertado del riesgo de que sus centros de tratamiento se saturen después de un aumento repentino en el número de casos en Conakry, la capital de Guinea. "Es necesario que dejemos de mirar como espectadores. No se trata de poner barreras, sino de frenar la propagación", asevera Del Campo.EL PAIS