(Bagdad, 28 de febrero de 2015. AP) — Varios coches bomba estallaron en un mercado abarrotado y en un retén de una milicia chií al norte de la capital iraquí, matando a un total de 27 personas el sábado, informaron las autoridades, mientras el primer ministro prometió castigar a quienes destrozaron antigüedades en una ciudad del norte del país.
El primer atentado del día ocurrió cuando un coche bomba estalló cerca de un bullicioso mercado en la localidad de Balad Ruz, dijo la policía. Unos minutos después explotó un segundo coche bomba que afectó a las personas que se habían reunido en torno al lugar de la primera detonación.
Once personas murieron y 50 resultaron heridas en el suceso, según fuentes policiales y hospitalarias. Balad Ruz está 70 kilómetros (45 millas) al nordeste de Bagdad.
Más tarde, un atacante suicida arremetió en un coche cargado de explosivos contra un punto de control de milicianos chiíes, que combaten al grupo Estado Islámico cerca de la ciudad de Samarra. En ese incidente murieron ocho combatientes chiíes y otros 16 resultaron heridos.
Samarra y las zonas circundantes han sufrido constantes atentados de la milicia extremista Estado Islámico, que el pasado verano conquistó amplias extensiones del oeste y el norte de Irak.
Después del ataque se produjeron enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y milicianos de Estado Islámico en áreas en torno a Samarra, situada 95 kilómetros (60 millas) al norte de Bagdad, dijo la policía.
Todas las fuentes hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a hablar con los medios.
Nadie reclamó la autoría de los ataques en un primer momento. En Irak se producen atentados casi a diario que a menudo reclama el grupo EI, que el año pasado tomó casi un tercio del territorio iraquí. Las fuerzas de seguridad iraquíes, respaldadas por milicias chiíes, han tenido problemas para recuperar el terreno perdido.
Mientras tanto, en Bagdad, el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, prometió buscar y castigar a los responsables de la destrucción de antigüedades poco comunes en la ciudad norteña de Mosul.
El grupo Estado Islámico difundió el jueves un video que presuntamente mostraba a milicianos destrozando estatuas con martillos, afirmando que se trataba de falsos ídolos que debían ser eliminados. El acto provocó una condena internacional.
Los daños forman parte de una campaña de los extremistas, que han destruido varios santuarios, incluso lugares sagrados musulmanes, para eliminar lo que consideran herejías. También se cree que han vendido antigüedades en el mercado negro para financiar su sangrienta campaña en la región.
“Estos bárbaros, criminales terroristas intentan destruir la herencia de la humanidad y la civilización iraquí. Les perseguiremos para hacerles pagar por cada gota de sangre vertida en Irak y por la destrucción de la civilización iraquí”, dijo al-Abadi el sábado durante una celebración en el Museo Nacional Iraquí de Bagdad.
Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, cayó junto con la provincia circundante de Nínive cuando las fuerzas de seguridad iraquíes se desmoronaron ante el avance del grupo Estado Islámico el pasado verano.