La desolada expresión del presidente de las islas Vanuatu, Baldwin Lonsdale, en un discurso pronunciado el sábado no dejaba lugar a dudas sobre el nivel de destrucción que ha ocasionado el paso del ciclón Pam, que ha arrasado todo el archipiélago hasta borrar toda señal de desarrollo.
En el marco de la Tercera Conferencia Mundial de la ONU sobre la Reducción de Riesgos de Desastres, que se está celebrando en Sendai, Japón, está cobrando cada vez más importancia la reducción del riesgo de desastres en lugar de los esfuerzos de reacción a cuando este ya se ha producido.
En América Latina, con un costo estimado de más US$2.000 millones por año (equivalentes a un tercio del Producto Interno Bruto de Nicaragua), según datos del Banco Mundial, los desastres naturales son fenómenos cada vez más dañinos para una región con gran potencial de crecimiento económico.
En una entrevista con radio ONU, Ede Ijjaz-Vasquez, director de desarrollo sostenible para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, habló de los múltiples riesgos que afronta la región.
"Enfrentan una gran variedad de riesgos que van allá desde los huracanes a riesgos de terremotos, a riesgos de inundación y sequías y riesgos de deslizamientos. Muchos de estos países son los más vulnerables en el planeta", señaló.
El experto destaca la necesidad de adoptar suficientes medidas de prevención en la región, para lo cual es imprescindible que los países incluyan la vulnerabilidad y la gestión de riesgos en sus planes de desarrollo. Ijjaz-Vasquez habló sobre una de las iniciativas que ha adoptado el Banco Mundial con este objetivo.
"Desde el Banco Mundial estamos apoyando una serie de iniciativas, como por ejemplo la Iniciativa CCRIF, que ayuda a lograr que los países tengan seguros contra estos desastres y compartan los riesgos", aseguró.
Según un estudio del Banco Mundial, la exposición de la población latinoamericana a ciclones y terremotos se duplicará para 2050.