La Cumbre Extraordinaria de las Américas del año 2004 celebrada en Monterrey, México entre el 12 y 13 de enero tuvo un abordaje especial del tema de la salud. Recordémoslo.
Los 34 países miembros de la Organización de Estados Americanos para el año 2004 tenían una clara preocupación, había que hablar sobre el tema de la salud y la pobreza, y apoyarse sobre los procesos de cumplimiento de las metas del milenio en cada nación.
Para ello se convocó una Cumbre Extraordinaria de las Américas en la ciudad de Monterrey, México, del 12 al 13 de enero de 2004, que tenía como elemento curioso un tercio de nuevos mandatarios en los países miembros desde el año 2001.
La nueva sangre dirigente presente en la cumbre quería trabajar sobre la implementación de medidas para combatir la pobreza, que se ubicaba sobre el 44% en toda la América. A través de la promoción del desarrollo social, el crecimiento económico con equidad, y el fortalecimiento de la gobernabilidad en nuestras democracias.
De aquel encuentro la secretaría de la Cumbre recogería para la historia la intervención del doctor Denzil Douglas, Primer Ministro de Saint Kitts y Nevis: “Debemos alcanzar la reducción, por ejemplo, en mortalidad infantil, debemos asegurarnos que haya mejoras en la salud materno-infantil, que haya mejoras igualmente en la salud mental, pero creo que el combatir al VIH-SIDA de hecho es el gran desafío único en el tema atemorizante al que hacemos frente aquí en nuestro propio desarrollo social”.
Según los apuntes de la Cumbre Extraordinaria de las Américas, los Jefes de Estado y de Gobierno se comprometieron a proveer tratamiento antirretroviral al menos a 600,000 personas para el año 2005. El objetivo era proveer el acceso universal a tal tratamiento, tan pronto fue posible, para cumplir con la iniciativa “tres millones para 2005” (3×5) establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los Jefes de Estado y de Gobierno reconocieron que el liderazgo político es esencial para confrontar el estigma, la discriminación y el miedo que obstaculizan a que la gente se examine y tenga acceso al tratamiento.
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