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jueves, 23 de julio de 2015

"La lucha contra el terrorismo debe centrarse en la prevención más que en el castigo", señalan expertos de la ONU


Unos 20.000 combatientes extranjeros se han unido al conflicto armado en países como Siria, Iraq, Afganistán, Libia y Somalia. Estos mercenarios provienen de una variedad de países, probablemente 80, si bien la mayoría son de Medio Oriente y Rusia, señaló Gabor Rona, miembro del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre el uso de mercenarios.
Tras el estudio de un año, el Grupo de Trabajo arrancó este jueves un panel de discusión de una semana en la sede de la ONU en Nueva York para evaluar la creciente actividad de estos combatientes y su impacto en los derechos humanos. El informe será presentado ante la Asamblea General en noviembre.
En una entrevista con Radio ONU, Rona apuntó a algunas de las razones que podrían motivar a estos combatientes.
"Simpatizar con los objetivos de los grupos a los que se unen no tiene por qué ser la motivación principal. Puede ser el dinero. A los mercenarios se les paga. También puede ser por ideología o simplemente la desafección política con sus propias circunstancias", dijo Rona.
Como consecuencia, señaló el experto, la experiencia ha demostrado que estos combatientes son más proclives a cometer violaciones de derechos humanos, desde ataques contra civiles a la tortura, debido a que no provienen de esa población local y les importa menos conseguir un resultado pacífico.
Uno de los objetivos principales de la reunión es elaborar recomendaciones para los Estados sobre cómo prevenir y reaccionar a las actividades de los mercenarios.
Rona apunta que uno de los mayores desafíos es calibrar su respuesta al terrorismo de una manera que aborde el problema pero no viole los derechos humanos de las personas. Para ello, según el experto, es importante que los Estados se centren en la prevención más que en el castigo.
"El cómo es la pregunta difícil porque estamos hablando de problemas fundamentales de la sociedad, como la falta de educación, la pobreza, el desapego social. Pero no se puede combatir el terrorismo ni a los mercenarios impidiéndoles viajar. Cualquier esfuerzo que no tenga eso en cuenta está destinado al fracaso", dijo Rona.