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viernes, 21 de agosto de 2015

ECONOMIA

El consumo mundial se enfría

La devaluación de China ha provocado mucho revuelo, pero es el efecto no la causa del problema. El problema es que las exportaciones chinas se desplomaron un 8% anual en julio. El gobierno chino ha aprovechado las recomendaciones del FMI de flexibilizar su tipo de cambio para abaratar sus salarios en dólares, como recomiendan los manuales de economía ante la caída de la demanda de tus clientes de exportación. Pero las exportaciones de India también se han desplomado en julio un 10%. Y las exportaciones japonesas han registrado un fuerte retroceso con el yen débil.
Desde 2008 la mayoría de países han orientado su salida de la crisis vía exportaciones. El problema es: ¿quién va a consumir en el mundo? El consumo en EE UU crece un 3%, su promedio histórico apoyado por una intensa creación de empleo. Pero la deuda de las familias sigue elevada y su tasa de ahorro es del 5%, mínimos históricos. Así no es esperable ni deseable mayor crecimiento del gasto. Reino Unido está en una situación similar.
En China el consumo crece un 10% anual. Su problema es la sobreinversión y la solvencia bancaria. En India el consumo crece al 15%. China e India ya contribuyen a aumentar el consumo mundial, aunque suponen una cuarta y una sexta parte del consumo estadounidense o europeo, respectivamente. En Japón el consumo vuelve a caer. Los continuos planes de expansión no han conseguido revertir la fobia a endeudarse de los japoneses y, además, está su bono demográfico negativo.
El aumento de clases medias en países emergentes se frenará en los próximos dos años, especialmente en América Latina. Tras un largo periodo expansivo apoyada por un superciclo de materias primas, se acabó la fiesta en la región. La situación financiera es mucho más saneada que en los años noventa, pero toca depurar los desequilibrios.
Falta el enigma europeo. En Polonia y Chequia el consumo crece un 5% y ya cumplen con su cuota. Los países con elevada deuda exterior como España deben ahorrar para pagar sus deudas. La renta debe venir del superávit exterior para aumentar el empleo y el consumo de manera sostenible. Pero las exportaciones de bienes se estancaron el trimestre pasado y amenazan con caer ante el frenazo del comercio mundial. Y las pernoctaciones en hoteles de extranjeros llevan casi estancadas desde finales de 2013. Por lo tanto, el crecimiento del consumo aumentará la deuda exterior y la vulnerabilidad.
Francia e Italia tienen sus salarios, medidos en dólares, elevados y deben encontrar su sitio en la globalización. Una posibilidad para reactivar el consumo mundial sería que Europa pusiese en marcha un plan de inversión pública en los países con elevada tasa de paro. Y que países con superávit exterior crónico, como Alemania, aprobaran planes de inversión pública y bajadas de impuestos para reactivar el consumo. Para conseguir eso habría que acabar con la moralina de la austeridad y la paradoja del ahorro. De lo contrario, el escenario más probable es un menor crecimiento mundial, en Europa y en España, y, seguramente, episodios de tensión financiera que reducirán aún más el crecimiento.EL PAIS