Al presentar su dimisión como presidente de Volkswagen, Martin Winterkorn argumentó que se marchaba por el bien de la compañía. “A pesar de que yo no fui consciente de ninguna mala actuación”, aclaró el pasado miércoles. La cúpula de la empresa apoyó esta afirmación con la que el ejecutivo dejaba limpio su nombre. Según varias informaciones publicadas el domingo por la prensa alemana, Volkswagen habría sido avisada al menos en dos ocasiones —en 2007 y en 2011— del mecanismo diseñado para engañar a las autoridades medioambientales.
El primer caso se remonta a 2007, año en el que Winterkorn llegó a la cima de Volkswagen. Según publica la edición dominical del Bild,Bosch, la fabricante del software con el que Volkswagen esquivó durante años la normativa sobre gases contaminantes, avisó al gigante de la automoción de que ese mecanismo, pensado solo para las pruebas de emisiones de gases y no para un uso continuado en carretera, era ilegal.
Más grave aún puede ser la revelación del Frankfurter Allgemeine am Sonntag, que informa de una alerta desde dentro de la compañía. Un empleado avisó en 2011 de la “violación de la ley” que suponía el mecanismo que se estaba introduciendo en los vehículos con motor diésel. Según el periódico de Fráncfort, que cita fuentes internas del Consejo de Supervisión, nadie ha dado una respuesta satisfactoria a la pregunta de por qué nadie reaccionó. La empresa solo reconoció la estafa cuatro años después, cuando las autoridades estadounidenses ya estaban tras la pista. No está claro aún si estos avisos llegaron hasta el máximo ejecutivo de Volkswagen, pero sí suscitan dudas sobre su comportamiento por acción u omisión.
La cuestión de qué, cómo y cuándo sabía Winterkorn no afecta tan solo a su honor. Si se demostrara que el hombre que convirtió a Volkswagen en el líder de ventas mundial impulsó, o al menos permitió, las malas prácticas, las consecuencias serían penales. También podría verse obligado a responder con parte de su fortuna a las demandas a las que se enfrenta la empresa en varios países del mundo.
Winterkorn era hasta ahora el ejecutivo mejor pagado de Alemania, con un sueldo que el año pasado ascendió a 16,6 millones de euros y una pensión de 28,6 millones. Al mando de la empresa desde 2007, era conocido por su obsesión por los detalles técnicos de cada modelo. El pasado viernes, cuando la empresa de Wolfsburgo nombró a Matthias Müller nuevo presidente, el Consejo de Supervisión señaló como responsables del escándalo a “un pequeño grupo de empleados”.
Calendario urgente
Mientras se dilucidan las responsabilidades personales, las autoridades alemanas exigen a Volkswagen que presente el 7 de octubre un calendario en el que detalle cómo planea subsanar la manipulación de las emisiones de gases contaminantes en sus vehículos. En caso contrario, los vehículos afectados podrían perder su homologación, lo que supondría que no tendrían permiso ni para ser vendidos ni para circular. En una carta desvelada por el Bild, la Oficina Federal de Vehículos de Motor exige al departamento legal de Volkswagen, un “plan temporal con medidas vinculantes” para que todos sus vehículos en Alemania cumplan con los límites legales de emisiones de gases contaminantes.
El escándalo empresarial podría tener también implicaciones políticas. El Gobierno alemán se ha esforzado en los últimos años por apoyar en Bruselas las reclamaciones de empresas como Volkswagen. El Ejecutivo de Angela Merkel manejaba papeles internos en los que abogaba por posponer hasta 2021 la implantación de pruebas de gases contaminantes más estrictas para toda la UE, en lugar del plazo previsto para 2017.EL PAIS