(AFP) – El grupo automovilístico japonés Nissan anunció el jueves que comprará un 34% del capital de Mitsubishi Motors Corporation (CMC), por unos 2.200 millones de dólares, tendiendo una mano a su rival confrontado a un escándalo de manipulación de motores.
La alianza formada por Nissan y el francés Renault se ve reforzada así con la incorporación de Mitsubishi. Los tres grupos vendieron en 2015 un total de 9,5 millones de vehículos, una cifra que los acerca al pelotón a la cabeza del sector, formado por el japonés Toyota (10,15 millones de unidades) y el alemán Volkswagen (9,9 millones).
El acuerdo será firmado antes del 25 de mayo y será efectivo en octubre. La operación se realizará mediante una emisión de acciones ordinarias de Mitsubishi, por un monto de 237.360 millones de yenes (2.180 millones de dólares, 1.900 millones de euros).
El anuncio disparó la acción de Mitsubishi, que ganó 16,16% en la Bolsa de Tokio y apuntaló al índice Nikkei, que cerró con un alza de 0,41%.
La acción de Nissan, que se convertirá en el principal accionista de Mitsubishi, cayó en cambio un 1,43%.
Los dos grupos ya eran socios, dado que Nissan suministra berlinas a MMC, que fabrica minivehículos para Nissan.
“Que no haya confusión: Nissan es Nissan, Mitsubishi es Mitsubishi, una compañía independiente con su propia estrategia y su propia dirección”, subrayó el presidente de Nissan, Carlos Ghosn.
El acuerdo tampoco altera el equilibrio de capitales entre Renault y Nissan: el grupo francés seguirá en poder del 53% de Nissan, que mantendrá su participación de un 15% de la marca francesa, tal como estipulado en los acuerdos de 1999.
– Complementariedad –
Ghosn afirmó que apuesta por una transacción “potencialmente beneficiosa para ambas partes”.
“Estudiábamos reforzar nuestra cooperación desde hace un tiempo y la crisi aceleró las cosas”, explicó.
“Ayudaremos a Mitsubishi Motors a superar los desafíos actuales y a restaurar la confianza de los consumidores”, prometió el ejecutivo nacido hace 62 años en Brasil, en una familia de origen libanesa.
“Me da la impresión de que Ghosn quiere coronar así su carrera” y que “aprovechó la oportunidad” que le ofrecía la crisis, afirmó Seiji Sugiura, analista del centro de investigaciones Tokai, de Tokio.
De hecho, fue el grupo Nissan el primero en percatarse de las irregularidades en la medición de eficiencia energética de vehículos de Mitsubishi en Japón.
MMC acabó por admitir el 20 de abril que había manipulado esos datos en cuatro modelos, para mejorar su rendimiento. Posteriormente reconoció que recurría a pruebas no homologadas desde hacía 25 años.
Desde el estallido del escándalo, las ventas de Mitsubishi Motors en Japón se hundieron y sus acciones se derrumbaron más de un 40%, generando incertidumbre sobre al futuro del grupo, uno de los fabricantes de coches más pequeños de Japón, con sólo un millón de vehículos vendidos al año.
Sus dirigentes aseguraron el miércoles que podrían superar la crisis sin ayuda de otras empresas del conglomerado de Mitsubishi, que ya había acudido a su rescate para ayudarla a superar otro escándalo, en los años 2000.
Los analistas ven una alianza con posibilidades de complementariedades tecnológicas en la fabricación de coches eléctricos e híbridos. MMC tiene además productos atractivos, como todoterrenos y minivehículos, muy populares en Japón.
Ghosn destacó que Nissan y Mitsubishi pueden ayudarse a reforzar posiciones en ciertos mercados, como el del sudeste asiático, donde Nissan enfrenta dificultades, o el de Estados Unidos, donde ese grupo está mejor implantado, en tanto que MMC tiene ambiciones de expansión.