"Me encantan los niños y tener una familia está entre nuestros proyectos. Esperamos tener un hijo pronto". Así de clara y rotunda se ha expresado Charlene Wittstock, próxima esposa de Alberto de Mónaco, en una entrevista concedida al semanario francés Le Journal du Dimanche. En la charla, la futura Alteza Serenísima Charlene de Mónaco y su prometido aseguran que tienen ganas de casarse, pero que aun quedan muchas cosas por arreglar antes del evento, que se celebrará los próximos días 1 y 2 de julio en el Principado.
En la entrevista (que duró 10 minutos y tuvo que realizarse en inglés, ya que según el semanario Charlene no habla francés todavía) ambos hablan de sus planes futuros y de cual será el papel de la futura alteza de Mónaco. Wittstock asegura que no se quiere "dejar ganar por la presión" de convertirse en princesa, una tarea para la que ya se siente "preparada". Su futuro se decidirá cuando se case con Alberto, aunque este asegura que será importante en el ámbito deportivo, ya que la exnadadora está implicada en causas humanitarias, con niños y con el deporte paralímpico. "Dejaré que Charlene encuentre su lugar", afirma el príncipe.
Además, la sudafricana asegura que está tratando de aprender las costumbres del principado, y que su relación con las hermanas de Alberto, Carolina y Estefanía, es buena. "Tengo, como ellas, un interés por lo humanitario, y además son formidables madres de familia", ha relatado. Al ser preguntada sobre si ya se siente monegasca, asegura que se encuentra "en familia". Para Alberto II, por otro lado, la imagen de Charlene y de la boda contribuirá "corregir la imagen de Mónaco, que siempre ha estado estereotipada": "El poder de atractivo de Mónaco se reforzará".
Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock se casarán el 1 de julio en una ceremonia civil y el 2 de julio en una religiosa al aire libre. Las celebraciones comenzarán el día 30, y habrá conciertos, fuegos artificiales y celebraciones en todo el Principado. La pareja disfrutará de su luna de miel en Sudafrica, país de origen de la novia.
EL PAIS/AFP