Aunque ser madre primeriza despierta mucha emoción y expectativas en las mujeres, es normal que al nacer la criatura en ellas aparezcan temores e interrogantes sobre cómo debe ser el cuidado del bebé. A pesar de haber cumplido con todos los controles prenatales, con cada cita de curso sicoprofiláctico, las dudas e incertidumbres siempre están en la madre.
Un caso de preocupación inicial de la mujer, instantes posteriores al parto, tiene que ver con la amamantada al bebé. Es usual que cuando la enfermera lleva al hijo para que sea amamantado, la leche no salga. Pero, ¿por qué ocurre esto?
La primera leche que baja es el calostro, que es espeso y amarillento. Contiene muchos nutrientes, protectores y estimulantes del sistema inmunitario, los cuales son muy importantes para el bebé. La llaman la primera vacuna.
“Baja en las primeras 3 horas posparto, algunas veces se demora un poco más pero debemos estimular con masajes en los senos y paños de agua tibia. Con la estimulación de la succión del recién nacido este mecanismo incrementará la producción de leche. Es decir, entre mayor succión, mayor producción”, dice Claudia Vásquez Soto, enfermera del Hospital Universidad Del Norte.
De acuerdo con la profesional, ante esta situación, surgen muchas otras inquietudes en las madres inexpertas como: ¿cuánta cantidad de leche debo darle los primeros días de vida?, ¿cómo debe ser el baño?, ¿cómo realizó la curación de su ombligo?, ¿cuántas horas duerme?
Los primeros días de vida el recién nacido será alimentado a libre demanda cuantas veces el bebe desee. Luego, cumplido el mes de vida, se irá realizando un horario, puede ser cada dos horas y media o cada 3 horas.
Si por algún motivo se alimenta con leche maternizada, se debe preparar con agua al clima. Nunca con agua tibia, pues inactiva algunas vitaminas que contienen estas leches. Después de cada alimentación, se debe limpiar boca y cuello.
En cuanto a la madre, es necesario que limpie sus pezones y los proteja con un pañal de tela seco y limpio, o protectores de lactancia. Para sacar los gases, lo recomendable es dejarlo en posición semisentado o recostado sobre el pecho y darle pequeños golpes en la espalda.
El baño en los primeros días debe ser corto, en un lugar cerrado, para evitar corrientes de aire y cambio de clima. Se inicia limpiando la carita con un paño, luego el cuerpo y por último los genitales. Es mejor utilizar un jabón para piel delicada, con poco perfume y colorantes; esto debido a que su piel es de 50 a 70% más delgada que la de un adulto, lo cual aumenta el riesgo de toxicidad. También hay que evitar aplicar aceites o talcos. En el mercado ya se encuentran productos únicos para recién nacidos.
Otra preocupación grande de las madres es el cuidado del ombligo, el cual se desprende cumplido las dos semanas.
Dejarlo dormir
El sueño del recién nacido es de 14 a 18 horas el primer mes. Son sueños entrecortados, durante los cuales la madre debe descansar pues las jornadas nocturnas son las más agotadoras. Su entorno debe ser cálido que genere seguridad y confianza, y el clima de la habitación no muy frío. La posición siempre será boca arriba. “Hay que tener cuidado en no zarandear nunca al recién nacido porque puede provocarle hemorragia cerebral e incluso la muerte.
Si necesita despertarlo, lo mejor es tocarle los pies o besarlo en una mejilla con suavidad”, recomienda la enfermera. Signos de alarma para consultar al pediatra: sangrado por el ombligo o por cualquier otro sitio, presencia de fiebre, flacidez y llanto débil, quejido constante, cambios en el color de la piel: palidez, cianosis (color azulado), ictericia (color amarillo), vómito.
El Heraldo
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