(AFP) -Desde la cárcel donde cumple condena a 25 años por violación de derechos humanos y corrupción, el expresidente Alberto Fujimori proyecta su sombra hacia la elección presidencial del domingo en que espera que su hija Keiko pueda convertirse en presidenta del Perú.
Fujimori tuvo una vertiginosa carrera política que lo llevó del anonimato a 10 años de presidencia entre 1990 y 2000, en que gobernó con mano dura, y de allí a prófugo y luego condenado a 25 años de prisión que cumple en una base policial al este de Lima.
Desde su encierro la figura del exmandatario planea sobre el proceso electoral, al punto que este miércoles, a cuatro días de los comicios, el Tribunal Constitucional programó una sesión a fin de tratar un hábeas corpus en su favor.
Al final el tribunal postergó el análisis del recurso con el fin de no enturbiar el proceso del domingo, según lo anunció su presidente Carlos Mesía.
Pero poner sobre la mesa el tema a pocos días de la elección fue calificado como un “hecho extraño” por Gisella Ortiz, familiar de una de las 25 víctimas asesinadas en dos matanzas en 1991 y 1992, por las que fue sentenciado Fujimori.
“El tribunal cita para tocar el tema, pero después posterga el análisis del caso; eso no tiene sentido”, dijo Ortiz.
Para sus detractores el objetivo de Keiko Fujimori de llegar al poder es buscar la liberación de su padre, a quien se sindica de mantenerse activo políticamente desde su celda en la sede policial. No hay que olvidar que otro hijo del ex mandatario, Kenji, fue elegido como el más votado entre los 130 nuevos congresistas.
Ese lugar funciona como “comando de campaña de su hija”, según denunció el candidato izquierdista Ollanta Humala, que competirá con Fujimori por la presidencia. Su acusación se basa en informes de prensa sobre movimientos de material electoral y figuras del fujimorismo en torno a ese local.
“La liberación de Fujimori se daría a mediano plazo porque se tendrían que remover trabas legales”, opinó a la AFP el historiador Nelson Manrique quien anotó que ese hecho “generaría una situación muy difícil pues encontraría una oposición social muy fuerte y los problemas de gobernabilidad serían muy grandes”.
El sociólogo David Sulmont, de la Universidad Católica, estimó que para obtener la salida de Fujimori de prisión no sería necesario que los fujimoristas “afilen sus cuchillos” porque lo harían “quirúrgicamente, poco a poco, para no generar escándalo pues habría tiempo suficiente de cinco años, si es elegida Keiko Fujimori”.
Según encuestas 65% de los peruanos considera que la candidata liberará de la cárcel a su padre.
“Los fujimoristas van a votar por Alberto Fujimori, toda la propaganda de la candidata muestra en un lado la foto del ex presidente y en la otra la foto de la hija”, comentó el psiquiatra Saúl Peña.
“Keiko declara que el gobierno de su padre es el mejor de la historia de Perú, esa es una idealización de la figura paterna”, añadió Peña.
Esta apreciación se alimenta con una declaración del congresista Rolando Souza, influyente figura fujimorista, quien días atrás calificó a la base policial como un “centro de peregrinación” donde acuden los simpatizantes a reverenciar al exmandatario.
Agustín Espinoza Pezzia, experto en psicología social y política, estimó que la vigencia de Fujimori tiene que ver con “el excelente manejo que hizo del miedo” durante su gobierno en torno al peligro que representaban en esa época las guerrillas de ultraizquierda.
“La popularidad de la hija relativamente alta tiene que ver con el sistema político que se construyó durante el fujimorismo con una lógica autoritaria en que la generación de miedos se reconstruye ahora a través de los medios de comunicación”, observó.
De esa forma, añadió, “Humala es más o menos un ‘come niños’ mientras que Keiko tiene sólo lo bueno de su padre, pero no lo malo”, precisó.
“La hija responde a una organización partidaria que tiene una estructura mafiosa en que el líder claramente es Alberto Fujimori, por lo que no queda ninguna duda de que si la hija es elegida será el padre quien se impondrá sobre ella”, subrayó Espinosa.
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