EFE-Científicos españoles han constatado que las mariposas monarcas, muy llamativas por alcanzar un tamaño de diez centímetros, hacen una migración de 5.000 kilómetros para viajar desde América del Norte hasta Cádiz, la única zona de la Península Ibérica en la que esta especie ha sido hallada.
El estudio, elaborado desde el 2008 por la Fundación Migres y la Universidad de Córdoba, ha comprobado por primera vez la presencia persistente de la mariposa monarca en la Península Ibérica, entre las localidades de Vejer de la Frontera y Castellar de la Frontera, en el sur de España, donde hallan las plantas y condiciones para completar su ciclo biológico, informó hoy esa Fundación.
Este examen científico confirma registros históricos que sugerían que esta especie debió instalarse en el sur de la Península Ibérica probablemente en el siglo XIX, cuando alcanzó las islas Canarias, Azores y Madeira, y se expandió por el Pacífico hasta Australia, con avistamientos de la mariposa también en el Reino Unido.
La mariposa monarca (danaus plexippus), que mide aproximadamente diez centímetros, pesa menos de un gramo y tiene colores vistosos, es probablemente una de las mariposas mejor estudiadas del mundo.
Cada año realiza migraciones desde Estados Unidos hasta México, donde pasa el invierno, para retornar en la primavera siguiente hacia el Norte, en un viaje en el que va depositando sus huevos sobre distintas especies de asclepiadáceas, plantas que contienen compuestos tóxicos para el ganado y otros muchos herbívoros.
Según la Fundación Migres, las orugas consumen ávidamente estas plantas, incorporando los tóxicos a sus propios tejidos, lo que les sirve como defensa ante sus depredadores y para transmitir este compuesto a las mariposas que emergen de sus crisálidas.
Las mariposas monarcas también alcanzan en sus migraciones el otro lado del Atlántico, siguiendo patrones de vuelo heredados y basados en una mezcla de ritmos biológicos y la posición del sol en el cielo.
Además de Canarias, Azores, Madeira y Cádiz, las mariposas monarcas han llegado en repetidas ocasiones al Reino Unido, especialmente en fechas que coinciden con episodios de viento fuerte de poniente y con la presencia de especies exóticas de aves arrastradas por el viento.
Pero en el Reino Unido la mariposa no encuentra las plantas donde poder reproducirse y el clima es demasiado frío para completar su ciclo biológico.
Al contrario de lo que ocurre en territorios como Cádiz, donde desde hace años se vienen avistando esporádicamente, sobre todo en agosto y septiembre, ejemplares de mariposas consideradas como "divagantes" que han atravesado el Atlántico arrastrados por el viento.
El estudio, dirigido por los profesores de Ecología de la Universidad de Córdoba Juan Fernández Haeger y Diego Jordano Barbudo, ha investigado los enclaves donde la mariposa monarca podría, además de aparecer, completar su ciclo biológico.
Así han cartografiado lugares donde crece su alimento, la mata de la seda (Gomphocarpus fruticosus, introducida en el siglo XVIII desde África) y la adelfilla (Asclepias curassavica, que debió introducirse en España desde América central durante el siglo XVI), dos especies que el ganado evita por su toxicidad.
Los científicos han trabajado en una zona de novecientos kilómetros cuadrados en la franja litoral próxima al Estrecho de Gibraltar y han demostrado la presencia persistente de las mariposas, sus huevos, orugas o crisálidas, en dos tercios de los rodales existentes.