Desde hace tiempo mucha gente lo pedía. Si bien todos reconocen el ascendente y liderazgo de Renny Vega, cada vez se sumaban más voces exigían una oportunidad para Dani Hernández. Su fama de ataja penales le precedía, pero en la selección se le conocía más como el hermano de Jonay Hernández.
Su oportunidad estaba a la vuelta de la esquina y finalmente le llegó. Ante Paraguay se convirtió en uno de los pilares fundamentales de una victoria que vale oro en el Estadio Defensores del Chaco. Nacido en 1985, el guardameta caraqueño juega para el Real Valladolid de la Primera División de España.
Desde entonces, a Dani solo le han marcado 7 de las últimas 20 penas máximas que le han cobrado.Con esas credenciales no era de extrañar que pidiera tiempo de juego y finalmente se lo dieron.En su debut ante el Alcorcón de segunda división atajó un penal entrando desde la banca, en sustitución del portero titular de su equipo, expulsado con tarjeta roja. En esa pena máxima intentaron sorprenderlo con una “Panenka”, pero el guardameta criollo no se dejó sorprender
Cuatro intervenciones providenciales, incluidas dos paradas de feria y un solo error en una confusión de la zaga venezolana son el saldo del primer partido importante de Hernández con la Vinotinto. Si Paraguay tuvo en su valla al providencial Justo Villar,Venezuela contó con nuestra versión criolla de los Goicochea o Chilavert,míticos tapa penales.
El cero de Venezuela estuvo a punto de caer dos veces en la primera mitad. A los 16 minutos el ‘Tacuara’ Cardozo tuvo una oportunidad con una pelota que le cayó en el área chica, su disparo mordido de pierna zurda fue sacado con una mano casi desde el suelo por Hernández.
Con su actuación, Hernández hace que se encienda más que nunca el debate sobre quien debe salvaguardar la valla venezolana. Pero por hoy toca celebrar, Dani y Renny celebran juntos los tres puntos que saben a gloria y que mantienen a Venezuela cerca del pelotón de seis equipos que luchar por cuatro cupos y medio para Brasil 2014.Luego fue el siempre peligroso Haedo Valdez, que en el mano a mano falló dos veces ante un Dani que tapó con el cuerpo in extremis. Pero la jugada en la que definitivamente el portero vinotinto se consagró fue una estirada fenomenal en el minuto 56, en la que con una mano sacó un disparo de Fabbro que amenazaba con igualar el marcador en el momento en que Paraguay empezaba a crecerse.
Por Amílcar Trejo Mosquera
