Los niños que han estado expuestos al alcohol durante el desarrollo fetal presentan cambios en la estructura cerebral y el metabolismo, visibles mediante diversas técnicas de imagen, según un nuevo estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA, en sus siglas en inglés).
Así, el consumo de esta sustancia por parte de mujeres embarazadas puede causar problemas en el desarrollo mental y físico de sus hijos, conocido como síndrome de alcoholismo fetal. Las investigaciones sugieren una incidencia de 0,2 a 1,5 por cada 1.000 nacidos vivos, según el Centro estadounidense para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés). Se estima que los costos de la atención de las personas afectadas por el síndrome de alcoholismo fetal en Estados Unidos pueden alcanzar los 4.000 millones de dólares al año (más de 3.000 millones de euros).
El grupo de estudio incluyó a 200 niños que estuvieron expuestos al alcohol durante la etapa fetal y 30 niños cuyas madres no bebieron durante el embarazo o durante la lactancia. Los investigadores utilizaron resonancia magnética para evaluar el tamaño y la forma del cuerpo calloso, el haz de fibras nerviosas que forman el enlace de comunicación principal entre las mitades derecha e izquierda del cerebro, en los dos grupos.
Los resultados de las imágenes de resonancia magnética (IRM) mostraron un adelgazamiento estadísticamente significativo del cuerpo calloso en los niños expuestos al alcohol en comparación con el otro grupo. «Estos cambios están fuertemente asociados con problemas psicológicos en los niños», dijo Andrzej Urbanik, presidente del Departamento de Radiología de la Universidad Jagiellonian en Cracovia (Polonia).
El doctor Urbanik y sus colegas también utilizaron imágenes ponderadas en difusión (DWI) para estudiar seis áreas del sistema nervioso central en los niños, que correlacionan el proceso de difusión de agua y puede ser un medio más sensible que la resonancia magnética tradicional para detectar anormalidades en el tejido.
Los niños en el grupo de alcohol mostraron aumentos estadísticamente significativos en la difusión de DWI en comparación con los otros niños, lo que indica trastornos neurológicos o daños en el tejido cerebral. Asimismo, los investigadores utilizaron espectroscopia de protones (hidrógeno) por resonancia magnética (HMR), cuyos resultados mostraron una colección compleja de cambios metabólicos. «En cada caso, encontramos un alto grado de cambios metabólicos que son específicos para determinados lugares dentro del cerebro», concluyó Urbanik.