La Antártida, con sus vastas extensiones de hielo puro e incorrupto, supone un paraíso para la búsqueda de meteoritos, especialmente de los más primitivos, que pudieron llegar a la Tierra hace cientos de miles de años. Cuando caen, estas rocas extraterrestres acaban encapsuladas en el hielo, como una cereza en el cubito de un cóctel, preservadas de esta forma de la acción de los elementos.
Gracias a este proceso, en el Polo Sur los científicos han conseguido recuperar miles de meteoritos, algunos de ellos muy diminutos y en un magnífico estado de conservación, algo imposible en otras zonas del planeta, donde son degradados por el viento o la lluvia, erosionados por el paso del tiempo o simplemente confundidos con otras rocas. Ahora, una expedición belga japonesa partirá para buscar nuevas joyas extraterrestres en la Antártida. Su objetivo es encontrar pequeños trozos de la Luna o Marte.
Del 3 de diciembre al 12 de febrero, investigadores de la Universidad Libre de Bruselas y del Instituto de Investigación Polar (NIPR) en Tokio partirán a una misión en el campo Ice Blue Nansen, al sur de la estación Princess Elisabeth en la Antártida. No es la primera expedición de este tipo que llevan a cabo; en la región de las montañas Sør Rondane, el equipo ya recogió más de 800 meteoritos.
Los meteoritos proporcionan información valiosa sobre los 4,5 millones de años de evolución del Sistema Solar y los planetas, incluida la Tierra. Los científicos centrarán la búsqueda en las regiones del sur y el este de Nansen. Allí, las condiciones climáticas son difíciles, incluso para el verano antártico. Las temperaturas rondarán los -20°C con una velocidad media del viento de 50 km / h, lo que implica que los investigadores experimentarán una temperatura de -37°C. Estas condiciones climáticas inclementes determinarán el ritmo de días hábiles, a veces con tormentas fuertes que impiden la búsqueda durante varios días.
Los más primitivos
Durante la misión anterior en 2010-2011, después de 13 días de cuatro a seis horas de trabajo llevado a cabo por un equipo de cinco personas, el número total de meteoritos encontrados fue de 218, que varían en tamaño desde 1 hasta 15 cm. Pero más que el número total de rocas, lo más interesante es su rareza. Al menos fueron identificadas dos raras acondritas (meteoritos rocosos que reflejan la actividad magmática en el sistema solar) y una condrita carbonosa (los meteoritos más primitivos que tienen una composición similar a la del material original de la nebulosa solar). Este año, los investigadores esperan encontrar un pedazo de Marte o de la Luna en la Antártida.
Además de la colección de meteoritos de «tamaño normal», el grupo de investigación también recogerá micrometeoritos, con un diámetro de menos de 2 mm. Los micrometeoritos constituyen la mayor fracción de material extraterrestre que cae sobre la Tierra, con un promedio de unas 40.000 toneladas por año.
Estudios recientes han demostrado que los meteoritos se pueden acumular en las grietas y hendiduras en las montañas de la Frontera, en la Antártida. Este año, el equipo buscará depósitos similares en las inmediaciones de la estación Princess Elizabeth.
ABC.ES