El viaje del papa Francisco a Río de Janeiro del 22 al 29 de julio, para presidir la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, es el segundo de su pontificado y el primero a un país iberoamericano, tras ser elegido 266 Sucesor de Pedro el pasado 13 de marzo.
El papa Bergoglio viajó el pasado 8 de julio a la meridional isla italiana de Lampedusa, a un centenar de kilómetros de las costas africanas, donde se reunió con los inmigrantes irregulares que llegan allí con el objetivo de entrar en Europa y lanzó una corona de flores al mar en memoria de los que perdieron la vida en las travesías.
Ahora, cruzará el Atlántico -el mismo océano que atravesó el pasado mes de marzo para venir a Roma al cónclave en el que fue elegido sucesor de Benedicto XVI- para reunirse con más de dos millones de jóvenes de todo el mundo en la ciudad carioca.
Francisco tiene muchas ganas de reunirse con los muchachos, especialmente los iberoamericanos, según confesó recientemente al secretario general Iberoamericano, Enrique Iglesias, a los que ha invitado ya en varias ocasiones a "apostar por los grande ideales" y a "no tener miedo de soñar con cosas grandes".
"No hemos sido elegidos por el Señor para cosas pequeñas, sino grandes", afirmó Francisco el pasado 28 de abril durante la ceremonia de confirmación de 44 jóvenes en el Vaticano.
En su primera encíclica, Lumen Fidei (La luz del mundo), ha escrito que los jóvenes desean una vida "grande" y que la fe no es un refugio para gente sin valentía, sino la prolongación de la vida".
Francisco también les ha dicho que "la novedad de Dios" no se asemeja a las novedades mundanas, "que son todas provisionales, pasan y siempre se busca algo más".
"La novedad que Dios ofrece a nuestra vida es definitiva", aseguró recientemente, a la vez que abogó para que la acción continua de Dios "les haga hombres y mujeres nuevos".
En las numerosas ocasiones que en estos cuatro meses de pontificado se ha referido a los muchachos también les ha dicho que el camino del cristiano no es siempre fácil, que se encuentran dificultades y tribulaciones, pero que las dificultades y las tribulaciones "forman parte del camino para llegar a la gloria de Dios".
En la misma línea que el papa Benedicto XVI, Francisco les ha invitado a caminar contra corriente, y añadió: "Sobre todo si nos sentimos pobres, débiles, pecadores, porque Dios fortalece nuestra debilidad, enriquece nuestra pobreza, convierte nuestro pecado. Confiemos en la acción de Dios".
Francisco ha manifestado que en estos tiempos de crisis las personas no pueden encerrarse en sí mismas y no ayudar a los demás, sino que tienen que ser solidarias con los necesitados.
El obispo de Roma agregó que Cristo pide a los fieles estar "vigilantes y que no se duerman". "No queremos cristianos dormidos", afirmó con vehemencia.
"¿Habéis pensado en los talentos que Dios os ha dado?. ¿Habéis pensado como ponerlos al servicio de los demás. No esconderlos. Apostar por los grandes ideales, esos ideales que agrandan el corazón", afirmó durante una audiencia pública.
"La vida -añadió- nos ha sido dada no para que la conservemos celosamente para nosotros mismos, sino que nos ha sido dada para que la donemos. Queridos jóvenes, no tengáis miedos de soñar con cosas grandes".
La visita de Francisco se produce tras las protestas sociales que han sacudido las principales ciudades de Brasil en las últimas semanas, en las que se han manifestado cientos de miles de personas que pidieron mejoras en salud, educación, etc. y criticaron los gastos en eventos deportivos.
El Gobierno brasileño ha expresado su preocupación ante la posibilidad de que la situación pueda comprometer la visita del papa argentino y, según el cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, dicasterio del que dependen las JMJ, el Ejecutivo Federal y el del Estado de Río de Janeiro le ha dado garantías de que la visita se desarrollará de manera "serena y sin trastornos".
Francisco, según afirmó recientemente el cardenal brasileño Rymundo Damasceno Assis, presidente de la Conferencia Episcopal Brasileña, no está preocupado.
El papa mostrará durante el viaje su predilección por los pobres, necesitados y marginados con la visita a la comunidad Varginha, una barrida del complejo de favelas Manguinhos, lugar hasta finales del pasado año controlado por bandas de narcotraficantes.
También se reunirá con un grupo de detenidos en el palacio arzobispal de Río de Janeiro. EFE