La psicóloga, psicoanalista y profesora universitaria, Cristina González, explica que los trastornos de personalidad son patologías del carácter, relacionadas con las formas estables del funcionamiento del sujeto que resultan desadaptativas o pueden ocasionar ciertos problemas en el entorno del individuo.
La clasificación de estos trastornos se renueva y modifica de acuerdo a los avances y criterios de las organizaciones e instituciones encargadas como la Asociación Psiquiátrica Americana (APA). Sin embargo, González señala que la clasificación clásica se hace en tres grandes grupos.
Lea a continuación las características de los individuos que padecen trastornos de personalidad según el criterio de la psicoanalista Cristina González:
Dentro del grupo A, de “Raros y excéntricos” existen tres trastornos que son: el paranoide, el esquizoide y el esquizotípico. Quienes se ubican en estos trastornos, que son los menos comunes, por lo general son personas a las que les cuesta mucho vincularse con el otro, a algunos no les interesa esta vinculación o acercamiento, hay una especie de aislamiento social por suspicacia y desconfianza. Son personas que siempre piensan que les están haciendo las cosas con una segunda intención, son muy celosos y en general tienen interpretaciones autoreferenciales con actitudes a la defensiva.
En el grupo B, relacionado con las relaciones interpersonales y el manejo de los afectos, hay cuatro trastornos:
Histriónicos o histéricos: Este trastorno suele darse con más frecuencia en las mujeres. Es una persona dramática, que tiene problemas en el manejo de los afectos, que quiere relacionarse con el otro y le importa mucho lo que piensen de él o ella los demás. Es muy susceptible a ser excluido, le gusta ser el centro de atención y muchas veces, para lograrlo, cultiva con mucho esmero la belleza física. Son personas insatisfechas en general.
Narcisista: Tiene como característica central “el ego inflado”, una percepción de sí mismo en la que es una persona que está por encima de todo el mundo y en consecuencia necesita que su entorno le devuelva esa percepción. Siempre espera tratamientos especiales de parte del otro y solo se relaciona con personas que considera que están a su altura. Los narcisistas pueden llegar a ser déspotas.
Antisocial o psicópata: Es todo lo contrario al histriónico o histérico; no le interesa el otro ni las normas que rigen la sociedad. Es el único trastorno de personalidad que puede reconocerse desde muy temprana edad. Disfruta molestando al otro y no le importa llevarse a quien sea por delante con tal de lograr sus objetivos. Los psicópatas inteligentes pueden llegar a lugares muy altos de poder en la sociedad, ya que no les importa lo que quiera o necesite el otro con tal de lograr sus metas.
Borderline o límite: Es un trastorno en el cual la persona no se encuentra dentro de la neurosis ni la psicosis, sino en el límite de ambos. Son personas muy impulsivas que se aferran al otro de manera desesperada, son muy polares y radicales en sus afectos. Tienen alta tendencia a las conductas de riesgo como el suicidio y la automutilación. Los caracteriza el sentimiento de vacío crónico.
En el grupo C de Ansiosos y temerosos se encuentran los siguientes trastornos:
Obsesivo-Compulsivo de personalidad: Son personas escrupulosas, ordenadas, moralistas, excesivamente rígidas, ponen al trabajo por encima del placer, quieren tener siempre el control y son más racionales que afectivos, sumamente tercos y exigen que el otro se rija por sus parámetros. Suelen enjuiciarse mucho a sí mismos y criticar al otro.
Evitativo: Es una persona que por tener una percepción devaluada de sí mismo suele tener miedo a enfrentar las situaciones de la vida en general. Le cuesta la inserción social, aunque sueña con eso. Viven en un estado evitativo y son muy restringidos. No toman riesgos y tienen una visión muy amenazante del mundo externo porque se sienten incapaces de enfrentarlo.
Dependiente: Son personas que aunque tengan todos los recursos económicos y sociales, necesitan de un otro para poder funcionar en la vida. Les cuesta mucho dejar a la pareja, pues piensan que no son capaces de valerse por sí mismos. No tiene que ver con dependencias de adicciones, sino meramente afectivas.