Los ministros de Economía del G-20, que agrupa a las economías más industrializadas del mundo y a las potencias en desarrollo, están centrando su primer encuentro del año en elaborar un documento que fije objetivos de crecimiento globales para presentarlo a la cumbre de jefes de gobierno en noviembre. La cumbre de Sidney está sirviendo para comprobar cómo la preocupación por las volatilidad de los países emergentes, que ya marcó el Foro de Davos, va in crescendo. Y cómo la inquietud por el esta lenta y frágil salida de la crisis persiste. En este contexto, un borrador del comunicado al que ha tenido acceso Bloomberg revela que el G-20 estudia proponer una serie de medidas para aumentar en un 2% el crecimiento del producto interior bruto (PIB) del grupo durante los próximos cinco años.
La medida, impulsada por Australia, cuenta con el apoyo del Reino Unido y del Fondo Monetario Internacional (FMI), que esta semana estimó un crecimiento mundial del 3,75% en 2014 “con la condición de que el impacto de la reciente volatilidad sea de corta duración”. El FMI aseguró sus proyecciones de enero que impulsar reformas agresivas en las economías del G-20 añadiría otro 0,5% anual a la tasa de crecimiento. El ministro de Finanzas de Francia, Pierre Moscovici se mostró también favorable a la propuesta y afirmó que Francia apoyará cualquier “respuesta coordinada” que tenga como objetivo el crecimiento global.
"Si el G-20 es capaz de manifestar su voluntad, no solo de consolidación presupuestaria, sino de hacer frente al crecimiento desde la cooperación, nosotros nos uniremos y apoyaremos esta posición", dijo. Moscovici evitó concretar, pero afirmó que las cifras de crecimiento del FMI “son bienintencionadas, pero no son poco realistas.” Sin embargo, la propuesta del borrador topó con una Alemania escéptica que se opuso en un inicio y que más tarde cedió a condición de que el G-20 no impusiera objetivos concretos a cada estado, según contó a Reuters una fuente del G-20.
Toque de atención a los emergentes
La volatilidad en los países emergentes ha sido el centro de la polémica en la primera cumbre del G-20 tras la crisis de las divisas en estos países. India y Sudáfrica denunciaron en la cumbre de ministros de Finanzas del G-20 en Sidney que la retirada progresiva de estímulos de la Reserva Federal a la economía estadounidense hundió sus divisas y obligó a los bancos centrales a subir los tipos de interés. La directora del FMI Christine Lagarde salió al paso de Estados Unidos y pidió a los emergentes que no atribuyeran la volatilidad a la retirada de estímulos de la Fed. Al mismo tiempo, reclamó a Estados Unidos que fuera “consideración” ante el efecto que pueden tener sus medidas en otros países.
“El capital se ha desplazado a Estados Unidos tras el anuncio de la reducción de los estímulos y esto ha dejado los problemas estructurales de los emergentes al descubierto,” explicó a El País el analista y economista de la Universidad de Nueva Gales del Sur Tim Harcourt. Las divisas de India e Indonesia cayeron bruscamente en verano de 2013 después de que la Fed anunciara la reducción progresiva de los estímulos y las de Turquía, Sudáfrica y Argentina siguieron el mismo camino a lo largo de las semanas siguientes. Como consecuencia, los bancos centrales de estos países subieron los tipos de interés, generando una situación de volatilidad e incertidumbre que despertó los fantasmas de la crisis económica.
El secretario del Tesoro estadounidense, Jacob J. Lew apuntó a problemas estructurales de las economías emergentes como causa de las dificultades económicas y fiscales que han sufrido en los últimos meses. Lew dijo que estos países “necesitan dar pasos por su cuenta para ordenar su fiscalidad y poner en marcha reformas estructurales”. “Hay una diferencia sustancial en el mercado entre las economías que han tomado estas decisiones y las que no las han tomado”, dijo Lew.
Su homólogo británico, George Osborne, llegó a afirmar que algunos emergentes están utilizando la retirada de estímulos de la Fed como “excusa” para justificar problemas estructurales de su propia economía.
El tesorero australiano Joe Hockey reclamó ayer “una política de ‘no sorpresas’ en relación a la actividad en materia de política monetaria y de los bancos centrales alrededor del mundo”. Hockey pidió a los bancos centrales “avisos con un tiempo razonable sobre lo que pueda crear volatilidad en los mercados”.
Moscovici se expresó en la misma línea y dejó claro que “la situación de las economías emergentes merece ser seguida de cerca, pero no es una situación de crisis”. El ministro francés reveló que la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, está siguiendo el debate de cerca y aclaró que “ella no tiene una actitud egoísta que pueda despertar tensiones”.
Harcourt recordó que “el G-20 es un buen lugar para evitar una escalada de este tipo de tensiones” y cuestionó la actitud de los países desarrollados. “Brasil, China e India tienen que ser parte de la solución, ya hemos superado los tiempos en que el FMI imponía sus medidas”, afirmó.
Toma de contacto de De Guindos con Japón
El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, mantuvo una reunión bilateral con el ministro de Finanzas japonés, Taro Aso. Fuentes de la delegación española en el G-20 informaron que hablaron de la situación macroeconómica de ambos países.
Guindos, que visitará Tokio el próximo martes para reunirse con inversores, aprovechó para comentar con Aso sobre las reformas en marcha en Japón en favor de la revitalización económica y la consolidación fiscal. El ministro se reunió también con el titular de Finanzas de Singapur, Tharman Shanmugaratman.
EL PAIS