La crisis ucrania y el conflicto sirio están disparando la tensión entre Rusia y Occidente. La Conferencia de Seguridad de Múnich fue escenario esta mañana de un inusualmente explícito intercambio de reproches y recriminaciones entre representantes de la OTAN, la UE y Moscú. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, respondió con vehemencia a un discurso del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en el que este afirmó que “el futuro de Ucrania pertenece a Europa” y que Kiev debe poder decidir libremente su camino, en referencia a las presuntas presiones rusas.
Lavrov sostuvo en cambio que es Europa quien está “imponiendo una decisión” a Kiev y que tras el presunto apoyo al desarrollo democrático del país la UE sostiene de hecho protestas violentas y antidemocráticas.
El secretario de estado de EEUU, John Kerry, añadió sal a la herida internacional lanzando un ataque a la “preocupante dinámica que se desarrolla en varios países del Este europeo”, por la que las “aspiraciones de los pueblos son tumbadas por debajo de intereses oligárquicos y corruptos que utilizan dinero para manipular los medios y debilitar la independencia judicial”, dijo. "EEUU está del lado del pueblo de Ucrania", añadió.
Kerry tiene previsto reunirse aquí en Múnich con varios representantes de la oposición de Ucrania, reunión que fue definida por un diplomático ruso como “un circo”. No está claro si también lo hará con el ministro de Exteriores en funciones de Kiev.
El líder de la diplomacia rusa también contestó de forma muy seca a las preocupaciones expresadas por el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, quien manifestó su inquietud por presuntos desarrollos de capacidades militares “ofensivas, no defensivas” por parte de Rusia. Rasmussen se refirió explícitamente al envío de aviones de combate a Bielorrusia, al despliegue de nuevos recursos militares en Kaliningrado y en el Ártico.
“Estos asuntos no deberían debatirse en un foro público, deberían solventarse cara a cara”, le reprochó Lavrov, quien dijo que en Múnich solo había “escuchado monólogos, pero ningún diálogo”.
Lavrov también rebotó la presión ejercitada sobre Rusia para que haga más en Siria. “Solos no podemos hacer nada”, se escudó. Kerry se reunió anoche con su homólogo ruso, aparentemente con escaso éxito, para que Rusia eleve la presión sobre Bachar el Asad para que entregue sus armas químicas, un proceso que se halla estancado.
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