El euro frena su subida tras tocar los 1,39 dólares y marcar máximos desde 2011
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, reconoció este jueves que hay dos condiciones básicas para que se cumplan sus previsiones de inflación. Uno de estos requisitos era que el euro mantuviese su cambio en los niveles actuales, pero poco ha tardado la divisa europea en acelerar su escalada hasta superar los 1,39 dólares a media sesión del viernes, lo que supone su nivel más alto desde octubre de 2011. Tras tocar este máximo (1,3917), sin embargo, ha moderado algo el repunte hasta situarse en el mismo nivel al que cerró el jueves. El BCE ha fijado su cambio oficial en 1,3894, lo que en cualquier caso es un récord en estos dos años y medio.
Las proyecciones de Draghi pasan porque los precios logren crecer a un ritmo igual o superior al 1% de aquí hasta 2016. Con ello, la inflación se situará por encima de la frontera de lo que el propio presidente del BCE ha calificado como "zona de peligro", que es precisamente donde se encuentra ahora la eurozona. Según Eurostat, los precios crecieron a un ritmo del 0,8% en enero y febrero.
El repunte del euro se ha visto espoleado por la inacción del BCE en su reunión mensual de marzo. En la cita, celebrada este jueves, el instituto emisor optó por mantener los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,25% con el argumento de que la mejora de la economía se está consolidando.
Tras la reunión, Draghi, que recordó que el tipo de cambio del euro no representa un objetivo de la política monetaria, admitió que un repunte del 10% en la cotización de la divisa frente al dólar supone una reducción en la tasa de inflación de entre cuatro y cinco décimas. El problema es que una baja inflación supone un lastre para la recuperación económica en la medida en la que aplaza las decisiones de gasto de los consumidores y retrasa la amortización de la deuda. De momento, ya ha subido un 1,1% desde la intervención del banquero italiano.
El avance del euro responde, principalmente, a dos razones. Una es estructural y deriva del hecho de que la eurozona está aumentado su superávit con respecto al resto del mundo y las previsiones apuntan a que seguirá al alza. El otro motivo pivota sobre las diferencias con la política que está llevando a cabo Estados Unidos. Así, mientras la Reserva Federal ha puesto en marcha un importante programa de estímulos que apenas ha empezado a desmontar, el BCE se mantiene inamovible en lo tocante a mantener la liquidez. Esto es, que mientras cada vez hay más dólares en el mercado, la cantidad de euros no varía, lo que tira hacia arriba del valor de cambio de la divisa europea.
En el resto de mercados, la semana se ha cerrado con pérdidas en la Bolsa y estabilidad en la deuda. En España, el Ibex ha cedido un 1,36%, hasta 10.164 puntos. La plaza que ha sufrido más por las ventas ha sido Fráncfort, con un recorte del 1,5%, mientras París ha retrocedido un 0,78%. Los analistas vuelven a apuntar a la crisis de Ucrania como desencadenante de los nervios, en línea con lo que sucedió el lunes. El balance semanal arroja tablas en España y pérdidas en Alemania.
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