El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, ha dado este jueves detalles sobre el proyecto de ley que facilita la adquisición de la nacionalidad rusa por parte de ciudadanos de otros países de la desaparecida Unión Soviética. A fines de febrero pasado, Alexandr Zhúkov, vicepresidente de la Cámara de Diputados en representación del partido gubernamental Rusia Unida, había anunciado que su organización conjuntamente con la administración presidencial y el Gobierno, así como con la colaboración de otros grupos parlamentarios, estaban trabajando en la elaboración de un documento al respecto.
Medvédev adelantó en la reunión del gabinete de ministros que esos ciudadanos podrán obtener la nacionalidad en solo tres meses, pero advirtió que se mantiene la exigencia de renunciar a la ciudadanía de otro país. Este procedimiento simplificado se aplicará a los rusohablantes –la calidad de tales será determinada por una comisión y como resultado de una entrevista con los interesados- que hayan vivido ellos mismos o sus familiares cercanos en Rusia, «incluidos los territorios que formaban parte» del imperio zarista o de la Unión Soviética.
Las personas que entran en esta categoría también pueden optar a la carta de residencia permanente sin tener que obtener antes, como se exige en la actualidad, el permiso temporal.
Nadie duda de que estas facilidades que se introducirán próximamente en la legislación se hace para que los rushablantes ucranios pueden convertirse rápidamente en ciudadanos rusos. El Kremlin ha condicionado su intervención en Ucrania precisamente a la defensa de los rusohablantes que viven en territorio del país vecino. Mientras tanto, según han informado las autoridades migratorias, más de 100.000 ucranios han ingresado a Rusia el último mes.
Por otra parte, las Pussy Riot María Aliójina y Nadezhda Tolokónnikova fueron atacadas por un grupo no indentificado el la estación ferroviara de Nizhi Nóvgorod, adonde habían arribado para defender los derechos de los prisioneros en los centros de detención de esa provincia. A las activistas, que desayunaban en la cafetería de la estación, unos jóvenes que no ocultaban sus rostros les lanzaron comida y les tiraron a la cara un desinfectante verde muy usado en Rusia para curar las heridas de los niños (viridis nitentis). Tolokónnikova misma denunció el hecho en sucuenta de twitter y en YouTube se puede ver en un vídeo el ataque y su resultado.
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