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martes, 7 de octubre de 2014

Drummond: “Hemos recibido peticiones de políticos para retirar contenidos”

David Drummond es un hombre clave en Google. Se encarga de las relaciones con los Gobiernos, de las cuestiones jurídicas, supervisa adquisiciones y fusiones en su calidad de presidente de Google Ventures. La negociación del procedimiento por abuso de posición dominante en Bruselas, uno de los charcos más delicados a los que se enfrenta el gigante tecnológico, la ha llevado él. Y también ha participado en la ronda de charlas que la plataforma tecnológica ha impulsado en distintos puntos de Europa para hablar de la espinosa cuestión del derecho al olvido.
Hombre de voz grave y profunda, alto y fornido, abogado de formación, integra el llamado L-Team, el equipo de siete directivos en que se apoya el megajefe Larry Page. “Nuestro mayor miedo es hacernos grandes, exitosos y lentos”, dice en una entrevista exclusiva con EL PAÍS que se celebra en las oficinas centrales de la firma en Torre Picasso, Madrid. La innovación es una de las piedras angulares del proyecto, asegura, y fijarse objetivos ambiciosos es la mejor manera de seguir innovando.
Pregunta. Google tiene una presencia en el mercado que, según las fuentes, oscila entre el 80% y el 90% en Europa. Ha habido muchas críticas sobre la negociación con la Comisión Europea en la cuestión del abuso de posición dominante.
Respuesta. Llevamos cuatro años trabajando y hemos sido extremadamente cooperativos. Sí, hay críticas, hay muchos competidores a los que les gustaría que Google les enviara más tráfico y más negocio; pero nunca hemos considerado que nuestra obligación sea proveer de negocio a los competidores, sino dar un buen servicio a los usuarios. El hecho de que hayamos tenido éxito no es porque limitemos la capacidad de elección de estos. Además, en el mundo móvil, la gente llega a los sitios mediante aplicaciones y no necesariamente con el buscador. Google no hace absolutamente nada para obstruir la competencia. Nuestra alta cuota de mercado no es un indicador de competencia desleal.
P. Los críticos dicen que los criterios de búsqueda no son justos, no se aplica a todas las webs el mismo criterio de visibilidad.
R. Les gustaría estar mejor colocados en Google. Lo comprendemos porque muchos de ellos operan sitios web y tienen éxito. Pero nosotros no estamos excluyendo a la competencia ni impidiendo a los consumidores que accedan a esos sitios web.
Con las primeras revelaciones de Snowden, decidimos que había que codificarlo todo en nuestra red
P. También se critica que muchas empresas tecnológicas se estén llevando sus ingresos a Irlanda para reducir su carga impositiva. Creo que es el caso de Google España…
R. Yo desafío su argumento de que estemos desviando los ingresos a ningún sitio. Tenemos nuestras oficinas centrales europeas en Irlanda. La Unión Europea establece las normas de modo que las empresas pueden elegir el país en que instalan sus oficinas centrales y ese sería el lugar principal en que pagan sus impuestos. No estamos solos en esto. Es política de la UE permitir que Irlanda tenga impuestos más bajos. Si la gente piensa que el sistema debe ser cambiado, operaremos con el que haya. Hay que tener en cuenta que nosotros generamos ingresos con tecnologías que desarrollamos y en las que gastamos dinero en Estados Unidos, así que la cuestión de los impuestos es complicada. Y así funcionan las empresas.
P. Hay una preocupación creciente en el G-20 y en la OCDE con esta cuestión, quieren impedir que haya agujeros legales en este campo.
R. Comprendemos que haya quien piense que el sistema necesita ser reformado.
P. El hecho de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea haya reconocido el derecho al olvido les otorga a ustedes un gran poder para decir qué se va a encontrar en la Red sobre cualquier persona al realizar una búsqueda. Google, que ya es una empresa muy poderosa, ahora lo va a ser aún más.
R. Que se diga esto es raro. Google es un buscador. No somos los que publicamos la información; la indexamos para que la gente acceda a ella. Siempre lo hemos hecho según los parámetros que la gente, las democracias, han decidido. Un nuevo parámetro, en Europa, ahora, es el derecho al olvido, y estamos trabajando en implementarlo. No era nuestra intención que se resolviera así, estamos siguiendo la ley, que ha dejado en manos de unas empresas privadas, los buscadores, esa decisión.
P. Se trata de un gran poder.
R. No sé si es ajustado argumentar que es un poder, cuando es una obligación legal. Siempre hemos controlado lo que presentamos en nuestro buscador. Es una gran responsabilidad hacerlo de una manera objetiva, que refleje la Red, que provea buen acceso a la información, con resultados relevantes, y lo seguiremos haciendo así. La ironía es que teníamos una visión distinta del equilibrio al que había que llegar y litigamos durante años en otra dirección. Así que, en la medida en que usted dice que es un poder, es un poder que no andábamos buscando.
P. La web Eliminalia dijo que más de 200 políticos han recurrido a ellos para ejercer el derecho al olvido y limpiar su reputación. ¿Tiene datos sobre esto?
R. No puedo comentar los números, pero no hay duda de que hemos recibido peticiones de políticos para que retiráramos contenidos; sé que hemos rechazado la gran mayoría porque consideramos el interés público de la cuestión.
P. En diciembre de 2013, con las revelaciones del espionaje de la NSA, Google, Microsoft, Yahoo, Apple y Facebook pidieron por escrito al presidente Obama reformas para establecer restricciones en la monitorización de las agencias gubernamentales. ¿Por qué no lo hicieron antes de que estallara el escándalo?
R. Bueno, no éramos conscientes de que el Gobierno estaba dando los pasos que estaba dando en esa abultada vigilancia. Cuando se publicó que el Gobierno de EE UU estaba grabando y tenía acceso a los registros de cada llamada que se hacía, no lo sabíamos. Todo sucedió en secreto. Cuando tuvimos conciencia de esto, de las subsecuentes revelaciones sobre la monitorización del tráfico en Internet, y de la posibilidad de que el Gobierno hubiera intentado entrar en partes de nuestra red corporativa a través de nuestros centros de datos, pensamos que era totalmente necesario cambiar el sistema y limitar algunas de estas prácticas.
R. No creemos que lo tuvieran. Había algunos enlaces entre nuestros centros de datos que no habían sido codificados. En cuanto empezamos a ver lo que pasaba, y con las primeras revelaciones de Snowden, decidimos que había que codificarlo todo en nuestra red.P. Pero ¿tuvo el Gobierno de Estados Unidos acceso a los servidores de Google?
P. Aparte de esa codificación, ¿se ha hecho algo en Google para aliviar la preocupación que mucha gente tiene sobre la seguridad de sus comunicaciones?
R. Hemos gastado millones y millones de dólares para asegurar que nuestras redes son seguras; hemos codificado más servicios, incluido el correo electrónico, que cualquier otro proveedor en esta industria. Y continuaremos haciendo todas estas cosas.
Drummond se muestra contrario a la implantación de la llamadaTasa Google, canon que está en fase de anteproyecto de ley en el Senado y mediante el cual se prevé que los agregadores de noticias, como Google News, paguen alguna compensación a los proveedores de contenidos, como los periódicos. “Las leyes de propiedad intelectual ya establecen un buen equilibrio entre los derechos del propietario de los derechos y los del público”, dice. “Nosotros no tenemos anuncios en esas noticias, no es así como Google gana dinero; nosotros hacemos dinero cuando la gente hace búsquedas comerciales, viajes y demás”.
Asegura que la polémica por la recogida de datos de redes wifi personales que captaron los coches que recorrieron las calles del mundo con el programa Street View no volverá a repetirse. “Actualizaremos Street View, pero sin recoger el tipo de datos que preocuparon a la gente. Recogimos datos que no queríamos recoger. Lo descubrimos y lo hicimos saber, lo arreglamos, así que no lo haremos nunca más; no volverá a ocurrir”. Cuenta que tienen problemas para operar en países donde la libertad de expresión está amenazada, como Rusia y, por supuesto, China, desde el que decidieron mudar sus servidores, para trasladarlos a Hong Kong, tras recibir muchas críticas por su cooperación con el régimen chino.
P. Durante mucho tiempo se les criticó porque aceptaban borrar cierta información en China. ¿Considera que fue un error someterse a la censura durante unos años?
R. Cambiamos la aproximación porque sentimos que… Creo que explicamos esto bastante bien en 2010, tal vez pueda mirarlo y obtendrá respuesta a su pregunta. Pensamos que teníamos que ayudar a la apertura de China y que, tal vez, si dábamos acceso a una vasta cantidad de información, incluso si había pequeñas cantidades que las leyes nos exigían limitar, con el tiempo, los usuarios demandarían tener un mayor acceso a más información y el sistema aflojaría. Como eso no ocurrió, pensamos que no podíamos seguir allí para ser consecuentes con nuestros valores.EL PAIS