El mercado se topa con la realidad
Cada vez que los mercados sufren una fuerte sacudida al alza, brotan docenas de análisis para explicar los motivos con la misma fe con la que lo harían si ese mismo día hubiera que justificar la caída. Las Bolsas y las compraventas de deuda soberana se dieron un tropezón mayúsculo esta semana y la versión oficial del establishment inversor, en líneas generales, no fue otra que el miedo a una recaída en la zona euro y un crecimiento anémico en el resto del mundo, como si este peligro no llevase meses incubándose. Ese tumulto de corredores de Bolsa, bancos y fondos de inversión que responde al nombre de“mercados” suele saltar con cualquier declaración salida de tono o dato estadístico mensual peor de lo esperado, pero lleva este 2014 ajeno a que la recuperación mundial languidece y que la zona euro puede
Las toneladas de liquidez que han facilitado los grandes bancos centrales en los últimos años no han acabado de calar en esa economía a la que —significativamente— se la conoce como economía real y han disparado los mercados. Pero el miércoles se toparon con la realidad, las Bolsas sufrieron fuertes caídas y, en deuda pública, el dinero optó por refugiarse en los bonos alemanes y estadounidenses frente a los de España o Italia, como un eco de lo que Europa vivió entre 2010 y 2012.
Luis Garicano, catedrático de la London School of Economics, explica que “los inversores esperan desde hace tiempo que ocurran tres cosas propuestas por Mario Draghi [presidente del Banco Central Europeo]: que Alemania afloje con la austeridad fiscal, que países como Francia e Italia impulsen sus reformas y que el BCE apruebe medidas agresivas como las compras directas de deuda pública”. Sin embargo, añade, “pasa el tiempo y el mercado se encuentra con que no ha ocurrido”.
“Parece que volvemos a la tormenta perfecta en la que varias cosas van mal al mismo tiempo: los problemas de fondo no se han solucionado, sino que se han puesto parches. Grecia sigue siendo un problema y seguimos sin una política fiscal común”, apunta Xavier Vives, profesor de economía y Finanzas de IESE. “Si a esto le añadesshocks como Rusia, ébola, estado islámico descontrolado… son cosas que van pesando”, añade.El viernes los valores rebotaron pero los analistas advierten de que a partir de ahora habrá más volatilidad. Y es que la zona euro tiene un 40% de posibilidad de volver a la recesión, según el Fondo Monetario Internacional (FMI); su locomotora, Alemania, ha recortado seis décimas su previsión de crecimiento para este año (hasta el 1,2%) y en siete para 2015 (hasta el 1,3%); y las tensiones geopolíticas pueden además dejar estas estimaciones en papel mojado.
“Creemos que la prima española se moverá entre los 120 y 170 puntos básicos, pero no bajará mucho de ahí. En 2012 hubo un grupo de inversores que compró mucha deuda española y ahora está sobreponderada en sus carteras. Además, con un diferencial más bajo de 120 puntos básicos la deuda española ya no es tan competitiva”, explica Knight.Los inversores reclamaron más rentabilidad por poner su dinero en bonos periféricos esta semana, lo que amplió el diferencial que le exigen al valor más seguro, los títulos alemanes. Esta prima de riesgo, que en julio de 2012 llegó a superar los 600 puntos básicos (o seis puntos porcentuales) para España, ahora está cerca de los 140. Justin Knight, jefe de estrategia de UBS, recalca que “la mejora de los mercados se ha producido sobre todo a partir de las medidas del BCE y las palabras de Draghi de 2012 [cuando aseguró que haría “todo lo necesario” por salvar el euro], pero a parte de una tasa de crecimiento superior a muchos países, no es que en España hayan cambiado tantas cosas, sino que ha habido más liquidez”.
“Se ha dado más manga ancha para que las reformas den frutos pero no se ha aprovechado”, replica Vives, pero concede: “El problema es que vamos por un camino muy estrecho y te puedes caer del lado de una austeridad excesiva o pasarte de complacencia”. Ese es el filo por el que camina la zona euro.Con el parón y un problema de baja inflación en Europa que puede convertirse en crónica, ha aumentado la presión para que el BCE se lance a estímulos más osados y también para que Alemania apueste por una política de mayor inversión. El FMI defiende que, aunque no hay que quitar el foco de las reformas, estas no surten efecto en el corto plazo y los estímulos fiscales pueden ayudar a ganar tiempo.EL PAIS