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viernes, 10 de octubre de 2014

Neves y Rousseff, cabeza a cabeza para el balotaje en Brasil

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El candidato a la presidencia de Brasil, Aecio Neves, amaneció con una leve ventaja en las encuestas sobre la actual mandataria Dilma Rousseff para el balotaje del 26 de octubre, mientras espera el respaldo de Marina Silva, condicionado a compromisos políticos.
En las primeras encuestas publicadas para la segunda vuelta, de Datafolha y el Instituto Ibope, Neves (Partido de la Socialdemocracia, PSDB) aparecía vencedor sobre la izquierdista Rousseff (Partido de los Trabajadores, PT) por 46%-44%.
Ambos sondeos tienen un margen de error de 2 puntos porcentuales, lo que establecería un empate técnico entre ambos oponentes, confirmando que nada está escrito en las elecciones del gigante emergente de América Latina.
Rousseff pasó al balotaje con 41,59% de los votos, sobre Neves (33,55%) y Marina Silva (21,3%), que en algún momento apareció como favorita en las encuestas.
Silva fue la gran derrotada de la primera vuelta. Después de portar la bandera de la “nueva política”, que buscaba romper con 20 años del PT y PSDB repartiéndose el poder, Silva pasó a ser paradójicamente un árbitro entre los otros dos candidatos.

“Falsas ilusiones”

Duramente atacada en la campaña presidencial, Silva ha descartado llamar a votar por Rousseff, que busca un segundo mandato, por respeto a la voluntad de cambio expresada por los brasileños en la primera ronda.
Pero su eventual apoyo a Neves estaría condicionado a un acuerdo programático, que incluya sus propuestas, y no a cargos, como dicta la tradición política en Brasil.
Así, Silva necesita que Neves se comprometa a impulsar temas clave de su programa, como la ampliación del mandato presidencial de cuatro a cinco años pero sin reelección, la asignación de 10% del PIB para la salud, un compromiso en contra de la reducción de la edad de imputabilidad penal, y la protección del medio ambiente, la Amazonía y las tierras indígenas.
Silva tenía previsto anunciar su decisión el jueves, pero al final canceló.
“Espero con serenidad la decisión de Marina”, respondió el jueves Neves, quien se ha proclamado “candidato de las fuerzas del cambio” en Rio, y que espera sellar un acuerdo sobre los elementos esenciales sin negar sus propios compromisos.
“No vamos a crear falsas ilusiones, ya que sería un fraude”, dijo.
El Partido Socialista Brasileño (PSB), que hasta 2012 integraba la coalición en el poder y lanzó la candidatura de Marina Silva tras la muerte de Eduardo Campos en un accidente aéreo, ya ofreció su respaldo a Neves.
El partido de Silva, Red Sustentabilidad, hizo un primer llamado a sus seguidores a votar por Aecio Neves, en blanco o nulo.
“En respeto a los que votaron por Aecio creyendo en el cambio, a los que no definieron su posición y a los que no se sienten representados por la polarización que persiste desde hace 20 años [entre el PT y el PSDB], delegamos en cada militante la evaluación de en cuál de esas alternativas las propuestas de cambio cualificado, expresado en la candidatura de Marina Silva, estará mejor representada”, expresó Red en un comunicado.
Silva, una exmilitante del PT y ministra de Medio Ambiente en el primer gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), no pudo registrar a tiempo su partido para lanzar su propia candidatura en estas elecciones.

Complica la corrupción

Los 142,8 millones de electores de Brasil están divididos en sus preferencias, sobre todo en la clase media, que ahora es mayoría en este país continental de 200 millones de habitantes.
Muchos, especialmente en los barrios populares y regiones pobres de la zona noreste, votaron por Rousseff, tras los avances socioeconómicos favorecidos por la izquierda en el poder que permitieron que 40 millones de personas salieran de la pobreza y se acercaran a la clase media.
Pero también está el sector que fija sus expectativas de cambio en Neves, y ve en él a alguien que quiere sacar a la izquierda y reactivar con recetas liberales la séptima economía mundial, aunque su tradicional partido PSDB, que ya estuvo en el poder con Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), no sea precisamente una novedad para los brasileños.
Como ingrediente adicional contra el PT aparecen las denuncias del exdirector de Petrobras entre 2004-2012, Paulo Roberto Costa, en prisión domiciliaria por integrar una red de lavado de dinero. Él aseguró que hasta un 3% del valor de varios contratos fue destinado al partido gobernante y sus aliados.
Pero el PT, con Lula a la cabeza, ha rechazado esa acusación. El caso es utilizado por la oposición para criticar al oficialismo y a su candidata Rousseff.
Hace dos años, altos cargos del PT fueron condenados por armar entre 2003 y 2005 una contabilidad paralela para comprar apoyo político de legisladores opositores.AFP