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lunes, 18 de mayo de 2015

El kirchnerismo arrasa en la provincia argentina de Salta

Hasta ahora en Argentina había un rosario de elecciones primarias, pero empieza ya la ronda de comicios definitivos camino de la votación presidencial del 25 de octubre. La provincia de Salta, al norte del país y políticamente relevante, dio una buena noticia al kirchnerismo. El candidato afín a la presidenta del país, Juan Manuel Urtubey, actual gobernador, logró una victoria aplastante con un 51% y 20 puntos de ventaja sobre el exgobernador Juan Carlos Romero, apoyado por toda la oposición. Urtubey mejoró incluso los resultados que había obtenido en las primarias. Sin embargo, la victoria en la batalla clave de la capital de la provincia, también llamada Salta, ofreció un resultado distinto: ganó el opositor Gustavo Sáenz, con el 41% de los votos, que derrotó también con claridad al candidato del Frente para la Victoria (el partido creado por los Kirchner) Javier David, que se quedó en el 34%.
Estos equilibrios muestran que, pese a que las encuestas apuestan en este momento por una victoria del oficialismo en las presidenciales,con el candidato Daniel Scioli, que fue vicepresidente con Néstor Kirchner y ahora es gobernador de Buenos Aires, la situación sigue muy abierta. El final de una película que se escribe semana a semana y cambia con mucha frecuencia depende de acuerdos de última hora y movimientos de fondo muy relacionados con la situación de la economía o la aparición de escándalos
El caso Nisman, por ejemplo, puso al oficialismo en graves problemas. Pero el Gobierno se dedicó a hundir la imagen del fiscal, con partes oscuras de su biografía, y logró revertir la situación. Ahora el caso, con la denuncia del fiscal contra la presidenta rechazada por los tribunales, no hace ya ningún daño al Gobierno. El Ejecutivo aún así mantiene muy viva su guerra contra la cúpula de la justicia a la espera de otras decisiones polémicas, en especial en casos de corrupción, que podrían perjudicarle.
La situación económica, también clave para las expectativas de la oposición, beneficia de momento al Gobierno porque, pese al estancamiento claro que constatan los datos oficiales, la situación está relativamente tranquila. El Ejecutivo y el Banco Central trabajan en sintonía para evitar cualquier sobresalto, especialmente cambiario, en un año electoral clave, y de momento lo están logrando. En un país acostumbrado a crisis económicas durísimas, la situación actual de relativa calma beneficia mucho al Ejecutivo.
La victoria de Sáenz en la capital de la provincia es la primera buena noticia en varias semanas para Sergio Massa, el candidato presidencial que lo apoyaba. Massa es el tercero en discordia, con el oficialista Scioli y el opositor alcalde de Buenos Aires Mauricio Macri, en la batalla para llegar a la Casa Rosada.
Massa parece tener pocas opciones de victoria pero sus votos pueden ser claves. Si se uniera con Macri, como le reclaman algunos y ya han hecho otros como el radical Ernesto Sanz, juntos podrían luchar con más fuerza contra el oficialismo de Scioli. Massa cree de momento que es mejor llegar hasta el final aunque en los entornos de todos los candidatos, lo que en Argentina llaman “los operadores”, hay muchas conversaciones cruzadas para ver qué acuerdos se pueden alcanzar.En las últimas semanas Massa ha ido perdiendo apoyos en el corazón de su fortaleza: los alcaldes del conurbano de Buenos Aires, donde viven 9 millones de personas que determinan prácticamente cualquier elección en Argentina. Los alcaldes, peronistas en su mayoría, hacen cálculos para jugar a ganador y a medida que las expectativas de Massa caen en las encuestas, sufre fugas; mientras el Gobierno trabaja para resquebrajar sus apoyos. La batalla entre Scioli y Massa es una guerra dentro del peronismo. Y ahí puede estar la clave de las elecciones.
En cualquier caso, en una segunda vuelta los votos de Massa serían decisivos. Por eso el oficialismo de Scioli aspira a ganar en primera vuelta, algo difícil en Argentina porque hay que lograr el 40% de los votos y 10 puntos de diferencia con el segundo –algo muy difícil si hay tres candidatos potentes- o el 45% de los votos que dan la victoria directa.EL PAIS