La Policía tunecina ha arrestado a 12 personas por su supuesta participación en la matanza yihadista que el pasado viernes costó la vida a 38 turistas extranjeros en un hotel de la ciudad costera de Susa e investiga las mafias de tráfico de personas a Libia en relación a los hechos.
Fuentes de Seguridad confirmaron a Efe que los detenidos son sospechosos de haber dado apoyo logístico al asesino, Saifdin Rezgui, quien tiroteó a los turistas durante cerca de media hora antes de ser abatido por la Policía.
Las fuentes no descartan que se puedan producir más detenciones en los próximos días relacionadas con las redes mafiosas que introducen ilegalmente todo tipo de personas en Libia, ya sean voluntarios para la yihad o inmigrantes que tratan de alcanzar de forma irregular las costas de Europa.
Según las autoridades, Rezgui recibió entrenamiento militar en ese país en las mismas fechas en las que también estuvieron allí los dos asesinos que el 18 de marzo mataron a 22 turistas extranjeros en el museo de El Bardo, en la capital tunecina.
Una información que contradice la primera declaración del Ministerio de Interior, que aseguraba que no constaba en registros oficiales que el yihadista del hotel “Marhaba Imperial”, de Susa, hubiera viajado fuera del país.
“Las investigaciones se centran en las mafias de tráfico de personas”, que trabajan en la zona meridional de Ben Guerdan y tienen conexiones con los yihadistas acantonados en la región de Kasserine, en la frontera con Argelia, agregó la fuente, que prefirió no ser identificada.
El ataque, el más grave sufrido en Túnez en su historia moderna, se produjo el pasado viernes cuando Rezgui, armado con unfusil de asalto, se presentó en la playa del hotel “Marhaba Imperial” y abrió fuego contra los turistas que disfrutaban del sol y la arena.
La Policía tardó cerca de treinta minutos en neutralizarlo, tiempo en el que el asesino mató a 30 británicos, tres irlandeses, dos alemanes, un portugués, un ruso y un belga.
El presidente de Túnez, Beji Caid Essebsi, admitió que el ataque supuso una sorpresa, ya que estaban preparados para atentados en otros lugares, pero nunca pensaron en que podría ocurrir en una playa.
El nuevo ataque ha desatado una ola de críticas contra la Policía y el Gobierno, tanto por la lentitud de la respuesta de los agentes como por el hecho de que en apenas tres meses hayan ocurrido dos atentados con patrones similares.
Ante esta situación, y conscientes de que la temporada turística está prácticamente perdida -el ministerio de Turismo calcula en 550 millones de euros las pérdidas económicas- Túnez ha desplegado cerca de mil policías en las principales playas del país.
También ha adoptado medidas fiscales -como las rebajas de impuestos- y laborales -compensaciones a quienes hayan perdido el trabajo- para tratar de paliar el efecto negativo en el turismo, uno de los sostenes de su vulnerable economía.
Fuente: EFE